Los cambios propiciaron que el equipo rojiblanco se fuera en el primer partido

La salida de Soriano fue un toque de carga para los españolistas

Michel.
Michel.
Miguel del Pino
17:20 • 24 ago. 2014

El Almería ofreció dos caras completamente diferentes en el partido con el que abrió en la madrugada del sábado al domingo la Liga BBVA. El conjunto rojiblanco perdió en el último segundo de encuentro la oportunidad de romper el maleficio que condena al Almería a no conseguir ganar en su Estadio en el primer encuentro de la Liga. Dio la sensación de ser un partido de oferta, de los de dos por uno. Porque el equipo almeriense superó al Espanyol antes y después de la expulsión de Arbilla en todos los órdenes y sólo a la gran actuación de su portero Casilla, con tres intervenciones magistrales se debió que el encuentro llegara al apagón de las torres de iluminación del fondo sur con la mínima ventaja de los locales gracias al extraordinario gol de Fernando Soriano que culminaba con el tanto una actuación personal estelar y una acción individual de Edgar que sorteó a cuantos contrarios le salieron al paso, verdaderamente estratosférica.

Soriano Sergio González trató de anular la salida de balón del Almería presionando muy arriba y creando superioridad numérica en la sala de máquinas. Pero el Almería encontró pronto el antídoto con envíos directos sobre Fernando Soriano para que éste, distribuyera a sus compañeros en ventaja con esa eficacia y elegancia especial del futbolista que sabe lo que debe hacer y lo hace, antes de recepcionar el balón. Dentro del buen tono general de todo el equipo también brilló con luz propia en la primera ahora de partido la actuación de Edgar. El canterano se convirtió en el jugador más desequilibrante del equipo. Provocó la expulsión de Arbilla y sirvió en ventaja a Soriano para que éste adelantara a su equipo en el marcador con un gran disparo cruzado. Pero el capitán, por imperativo de la edad, tiene fecha de caducidad en los partidos y cuando ésta llegó cinco minutos después de que la luz volviera al Estadio, el equipo se rompió, se salió del partido ante la anula aportación de los que entraron y dio alas al cuadro visitante.




Sergio González mandó tocar toque de carga jugándose el todo por el todo con jugadores de ataque como Stuani y Abraham. Los locales ni ponían en peligro la meta rival ni defendían con el mismo orden. Pagaban en este tramo final el tributo por el esfuerzo descomunal al que le obliga el sistema y se vieron desbordados. Francisco se olvidó de que Fran Vélez estaba en el banquillo para devolver el equilibrio a los suyos y la pérdida de puntos se consumó.










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