Un almeriense en el primer encuentro de Catalunya: Santiago López Cuadrado

En la página web del Barça se recuerda un partido que pasará a la historia ante Rusia

López Cuadrado está en la historia de Catalunya.
López Cuadrado está en la historia de Catalunya.
Tony Fernández
17:40 • 10 jun. 2015

Un almeriense residente en Hospitalet es recordado estos días en Catalunya por ser el juez de un partido que forma parte de la historia de nuestro fútbol. Santiago López Cuadrado, ya fallecido, no lo ha podido relatar pero se han encargado de ello sus hermanos que residen en Barcelona y forman parte del Centro Cultural Almeriense al que pertenecía uno de los mejores colegiados de esta tierra. En la página web del Barça se cuenta la historia de aquel partido y se reproduce la típica foto protocolaria con los capitanes y la primera camiseta de Catalunya con su capitán, Rexach.
Francisco López Cuadrado nos informaba de la noticia para la historia ya que su hermano marcó época en el arbitraje catalán al que pertenecía.

El 9 de junio de 1976




El Camp Nou acogió el primer partido de la selección catalana tras la muerte de Franco. No fue una iniciativa de la Entidad, pero sí que colaboró abriendo las puertas de su terreno de juego, donde se concentraron unos 35.000 aficionados. La idea de que fuera Rusia el rival surgió de Francesc Sanuy, director de Fira de Barcelona (que por primera vez contaba con una representación de la Unión Soviética) y que había organizado los actos del 75 aniversario del Club.
El equipo catalán lo integraban jugadores del Barça y del Espanyol, con independencia de sus orígenes, para poder formar un seleccionado más potente con el que hacer frente al duelo con los rusos.
Jugaron Mora; Ramos, Costas, Verdugo; Ortiz Aquino, Neeskens; Rexach, Solsona, Cruyff, Marcial y Caszely. En la segunda mitad entró Fernández Amado por Marcial, ya a los 70 minutos, Cuesta por Cruyff. El holandés Neeskens anotó el 1-0 en los últimos momentos del primer tiempo, y los rusos empataron en el minuto 59. El seleccionador catalán fue Pepe Gonzalvo.
El partido tenía un alto contenido simbólico. La Banda Municipal interpretó el himno nacional ruso y la Santa Espina, que fue escuchada aunque no estaba autorizada. Por eso una de las autoridades obligó a interpretar la Marcha Real, que fue pitada.
En el palco del Estadio, el presidente Montal tuvo que dar explicaciones, y el secretario general del Club, Joan Granados, junto con el gerente Jaume Rosell, tuvieron que ir a declarar a comisaría.
Un mes después a Granados se le impuso una multa de 100.000 pesetas.










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