El holandés Bert Jan Lindeman (LottoNL-Jumbo) fue el más fuerte y el más listo del quinteto de fugados y se impuso en la séptima etapa de la Vuelta a España, en la cima de Capileira, en La Alpujarra (Granada). La primera ascensión seria de la carrera, con 18,7 kilómetros al 5%, hizo más daño por el tremendo calor que por sus pendientes. Y se cobró una víctima: Chris Froome cedió 27 segundos con el grupo de favoritos, donde iba el líder, Esteban Chaves, que retuvo el maillo rojo. Por delante, otro gallo sacó más tajada: Fabio Aru atacó en el kilómetro final y pegó un pellizco de 11 segundos.
La escapada se formó en el kilómetro 12 con cinco corredores: Amets Txurruka (Caja Rural), Carlos Quintero (Colombia), Ilia Koshevoy (Lampre), Antoine Cousin (Europcar) y Bert Jan Lindeman (LottoNL-Jumbo). Lo que parecía una aventura más de las muchas que fraguan en los primeros lances de las etapas, fue tomando cuerpo pedalada a pedalada. El pelotón dejó hacer… A falta de 77 kilómetros, la ventaja era de 13:15. Y en la base de Capileira, la renta había bajado a 5:45, pero podría ser suficiente.
El Movistar dijo basta y comenzó a marcar un ritmo tremendo en las proximidades de esa subida final, un terreno que conoce perfectamente Alejandro Valverde de sus concentraciones en Sierra Nevada. Los minutos fueron cayendo… Y a falta de 10 kilómetros, ya en plena ascensión, en el corazón de Las Alpujarras, la diferencia se había reducido a 3:30 minutos. Un gran interrogante se abrió en torno al desenlace de la carrera. El Astana tomó el relevo del Movistar. El ritmo ya no paraba. La dureza del puerto tampoco era excesiva, pero el calor hacía daño. Ya se han alzado varias voces en el pelotón en contra de las elevadas temperaturas.
En el seno de la fuga había comenzado ya la metralla. Primero atacó Cousin. Luego Koshevoy. Después otra vez Cousin, al que dio caza Lindeman. Quintero había sido el primero en descolgarse: el equipo Colombia está muy activo desde que arrancó la Vuelta, pero de momento no tiene fuelle para rematar. Después se quedó también el batallador Txurruka. En el pelotón había cambio de guardia: el Tinkoff se colocaba en cabeza. A un kilómetro y medio, el trío Cousin-Koshevoy-Lindeman llevaba un minuto y medio de la ventaja. La victoria ya no se podía escapar. Cousin se cayó. Y Lindeman, que se había desgastado poco en ataques innecesarios, remachó a Koshevoy para llevarse la mejor victoria de su vida.
Bajo la pancarta del último kilómetro, Fabio Aru lanzó su ataque, que coincidió más o menos con el hundimiento de Froome. El italiano remontó hasta la tercera plaza de la etapa, lo que le permitió además rascar cuatro segundos de bonificación, que unidos a otros siete de ventaja le dan un pellizco de once segundos que nunca viene mal… Pero, más que el tiempo arañado, lo importante es que uno de los mejores escaladores del pelotón ya ha mostrado sus garras. Sin Nibali, Aru quiere ser el tiburón.
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