Aquel Poli Ejido de bronce en 1.996 tenía muchos lazos con el Espanyol de Barcelona y de allí llegaron grandes jugadores, entre ellos uno llamado Carrillo que se ganó la titularidad desde la primera jornada.
Era entrenador José Luis Burgueña y la plantilla sin ser cara en lo económico tenía mucha calidad con jugadores como Cisco, Robert, Marío, Ángel Becerra...
El volante catalán destacaba por hacer grupo y ser un tipo serio y profesional. Siempre concentrado en su tarea y en el campo todo carácter. Era de los que sudaba la camiseta.
José Luis Burgueña le tenía como fijo en el equipo y le pedía por igual trabajo y calidad en el último pase.
Carrillo fue un tipo feliz en el Poniente almeriense y creció como jugador pese a que los resultados no acompañaban.
Pasó como uno más sin querer ni pretender destacar y en sus declaraciones era pura coherencia.
Tuve buena relación con él ya que aquel vestuario estaba muy unido y todos sus componentes eran buen gente.
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