El Atlético conquistó Da Luz: victoria y 1º de grupo

Con los goles de Saúl (33") y Vietto (55"), el Atlético controló el partido 

Saúl Ñíguez celebrando su gol.
Saúl Ñíguez celebrando su gol.
AS
01:00 • 09 dic. 2015

El ritual había sido idéntico al de hace 563 días, cuando el Atlético perdió una Champions sobre ese césped, en ese estadio. Mismo hotel, mismo vestuario, misma elección de campo... Y un final casi idéntico porque, cuando el árbitro levantó el cartelón del descuento, el Atlético ganaba pero sufría. Ganaba pero un gol del Benfica significaría el empate, el 2-2, la muerte. Por delante, los rojiblancos tenían tres minutos de descuento. Tres minutos para lograr que un 92:48 en Da Luz fuera sólo otro minuto más de sus vidas. Y lo hizo. Cuando el árbitro pitó el final era el 93:33 y el 92:48 había pasado sin huella. El Atleti estará en el bombo de los campeones de grupo del sorteo de octavos. Es primero, líder del Grupo C. Y no había un lugar mejor que Lisboa para conseguirlo.




El partido comenzó a lo partida de ajedrez. Muy táctico. Sin huecos, sin grietas. La tenía un equipo, podía tenerla el otro, pero el balón no se movía del centro del campo. El Atlético presionaba muy arriba, con Gabi de 5 y Saúl en la banda, dominando sin balón a un Benfica que sólo era chispazos de Gaitán. Pero Simeone no dejaba de mover sus piezas: ahora 4-4-2, a los cinco minutos 4-1-4-1, un poco más tarde 4-3-3... Buscaba el argentino así las fisuras de la pizarra lisboeta. Las encontró en el 17’, con un movimiento fácil: Griezmann pasó a la derecha y Carrasco a la izquierda (habían comenzado al revés). Y voilà: el primer aviso lo dio Godín, al marcar en fuera de juego en el 18’. Después lo intentarían Saúl en el 21’, Gabi en el 22’ y Vietto en el 23’. El gol del Atlético se mascaba. Lo firmaría Saúl diez minutos más tarde.




Fue una jugada a tres, una triangulación perfecta Griezmann-Vietto-Saúl: la inició el francés, con un pase en profundidad al área, la continuó el argentino, dejándola atrás y la remató Saúl, con un disparo raso, para batir a Julio César. El gol representó lo que es el Atlético: un grupo y un equipo que se busca, que combina, y que cada vez juega mejor al fútbol. La efectividad en ataque se sumaba ayer a lo de siempre: la solidez atrás. Simeone había sorprendido alineando a Savic y éste en el 29’ demostró por qué, sacándole el balón limpio a Pizzi, cuando éste ya pisaba (solo) el área de Oblak.




En los primeros 45 minutos, Simeone le había ganado la partida a Rui Vitoria: el Benfica sólo había rematado una vez (Guedes, 38’) y sin peligro. Por eso el técnico portugués varió el plan tras el descanso. Mitroglou entró por Guedes y éste en el primer balón que agarró se fue directo a por Oblak. Pero el Atlético contestó en el 62’. Fue Vietto, con otra maravilla, tras un pase de la muerte y carrerón de Carrasco por la izquierda: casi cayéndose, el argentino metió la punta de la bota para colársela a Julio César en el primer palo, por si alguien había dudado con la asistencia anterior de su candidatura, seria, al debate del 9.




El Benfica entonces se fue a por el partido sostenido por Renato y las ganas de Raúl Jiménez, que entró en el 61’ por Jonas y asistió a Mitroglou para que éste hiciera el 1-2. Era el minuto 75. Quedaban quince para el final y empezaron los nervios, las dudas. Si en algún momento pudo pesar el fatal recuerdo del Da Luz fue aquí. Pero no. Amenazó Raúl Jiménez con un disparó que rozó el palo de Oblak al irse fuera, resistió el Atlético y cuando el árbitro pito el final, en el 93:33, Lisboa era territorio conquistado, pasado enterrado. El futuro se llama San Siro y hacia allá que va el Atlético como un tiro.







Temas relacionados

para ti

en destaque