Vera es un municipio de visita obligada si uno pasa por Almería. Se trata de uno de los municipios con mayor atractivo turístico de la privilegiada e inmensamente bella zona de Levante. Esta localidad ofrece seis kilómetros de playas con características únicas en el litoral mediterráneo, internacionalmente reconocidas por la calidad y pureza de sus aguas y el cuidado entorno que las rodea.
Aunque se trata de un destino de sol y playa, ciertamente está reconocido como uno de los mejores enclaves naturistas de Europa, Vera es, sin embargo, mucho más que eso. Es gastronomía, cultura, fiestas, tradición y buena gente. Tan sólo basta con dar un paseo por sus calles para darse cuenta.
Arropada por la Iglesia Parroquial de Nuestra Señora de la Encarnación y el Ayuntamiento, encontramos en su Plaza Mayor el centro neurálgico de la ciudad y una de las plazas principales de Vera. Reformada en varias ocasiones, su fisonomía actual data de finales del siglo XX y en ella, sin duda, destaca su céntrica fuente romántica de hierro fundido de mediados del siglo XIX.
Alrededor de esta Plaza y su fuente gira la vida de Vera. Quien más quien menos, alguna vez se ha sentado en sus bancos de forja, para descansar del mercadillo de los sábados por la mañana, para charlar con los amigos o para controlar a los niños mientras juegan a la pelota.
Bodas, pasos de Semana Santa, mítines, campañas solidarias, mercados..., todo se ha sucedido en torno a esta Plaza y su fuente, con la figura de una enigmática y estilizada mujer.
En este punto concreto de Vera también encontramos la fachada principal de la Iglesia de la Encarnación, declarada Bien de Interés Cultural en el mes de marzo del año 2000. Levantada durante la primera mitad del siglo XVI, la singularidad de esta iglesia responde a la estructura mudéjar-andaluz de tipo fortaleza por el fin defensivo que debía cumplir, ya que la zona era un enclave cristiano rodeado de población morisca y acechado por el peligro berberisco dada su proximidad al mar. De estilo gótico tardío con una decoración interior barroca, destaca el Retablo Mayor, de pino de Canadá, colocado a finales del siglo XVIII y, el retablo de la Virgen de la Victoria, situado en la Capilla Mayor con alusiones a la preocupación por el peligro de los ataques moriscos.
Nadie puede marcharse de Vera sin conocer este rincón con historia.
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