Suelo discrepar frecuentemente con muchas tesis de la dirección de Podemos pero aplaudo algunos chispazos sobre el advenimiento de un mundo nuevo. Por ejemplo, en la reciente carta escrita por Pablo Iglesias con motivo de la crisis de las dimisiones, habla el de la coleta sobre la “ defensa de la belleza y de la dignidad”, característica del partido. No viene mal esto de la belleza en días de obcecada fealdad. No sé lo que tendría que decir ahora mi paisano Miguel Espinosa sobre “la fea burguesía”. Sin duda algo muy duro y ruidoso.
Personalmente me resulta feo que el Congreso pida explicaciones a Rajoy y éste se excuse cantando la petenera de que es presidente en funciones y por tanto no tiene obligación de atender a los representantes del pueblo. Ay. Me resulta igualmente feo todo lo concerniente a la corrupción. Eso de que te den un billete de mil euros en negro y que te devuelvan dos billetes de quinientos ya blanqueados con una buena propina para que el partido gane las elecciones, ya pasa de castaño oscuro, como dijo la mujer de Alfonso Grau: “corrupción total” porque además los ediles no dimiten ni locos. Con estos antecedentes y muchos más, ya podríamos deducir el escaso interés que tienen los políticos por la belleza, quiero decir por las artes y las letras. Antonio Machado que tantas cosas dijo de la España alicorta, zaragatera y triste, saludaba a la juventud española como el clarear de una nueva España. Siempre hemos asociado a los jóvenes a la esperanza. Pero viendo la reacción cómo se trabaja el no cambio amenazándonos con todos los miedos del infierno, ya se adivina que aquí poco tiene que hacer la nueva política. Las calles se llenan de proclamas taurinas y antitaurinas. En los villorrios siguen tirando cabras desde la torre de la iglesia. En suma, crece el malestar social porque la modernidad todavía espera desde los tiempos del Filósofo Rancio. Ayer, sin ir más lejos, tuvimos un festival al aire libre de la mala educación europea. Después de lo que vemos diariamente con los refugiados tampoco es para pasmarse. Eran los seguidores del PSV que tomaban el sol y otras cosas en una plaza de Madrid. Espectáculo vergonzoso, humillante, Una pobres mujeres recogían las monedas que le echaban unos jóvenes acomodados entre insultos y guasas. Oh belleza de la civilización europea, ¿dónde te has metido?
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