Sin el confort de la calefacción y poco amante de la estufa, paso las horas al calor de la lumbre hogareña. Tener chimenea en estas viviendas playeras con temperaturas casi veraniegas puede resultar una frivolidad pero os aseguro que es algo más , por lo que a mí respecta. El primer éxtasis del hombre primitivo viendo brotar la llama, debió resultar un espectáculo. De ese religioso estupor y de esa pánica alegría, yo debo haber heredado alguna chispa pues apenas cae la tarde y empieza a marcharse el sol, comienzo a poner leña bajo la chimenea. La velada es más entretenida viendo danzar las llamas con sus vetas azuladas sobre las que silba el violín del viento en los tejados. Estos troncos que fueron quizá bosque o quizá simples árboles frutales todavía parece que olieran recordándome su origen. La chimenea es tertulia, reunión familiar, lugar del cuentacuentos. Imposible no recordar a nuestros abuelos que tantas historias de bandidos, de piratas , de amores contrariados nos dejaron mientras chisporroteaba la llama. Hoy son otras historias las que nos llaman la atención. Esa pobre gente atrapada entre el barro , el hambre y el desdén internacional. Esos niños descalzos, ateridos de f río. jugando en medio de las vías del tren. Nuestra conciencia parece increparnos como si fuera quizá culpable de la situación. “Piececitos de niño/ azulosos de frío” cantaba la maternidad frustrada de Gabriela Mistral. Quienes escribimos todos los días sobre los más inconexos y peregrinos asuntos, solemos terminar la semana con ganas de evasión. Algo tan simple como calentarse las manos al amor de la lumbre puede resultar también un motivo de contrición. ¿Adónde iremos que no seamos testigos de la injusticia del mundo? ¿ Quién puede llamarse inocente con las cosas que están ocurriendo delante de nosotros? Hoy se diría que todo entra por la chimenea. Fuera silva el viento, llaman a la puerta, es un pakistaní del paro que dice tener diez hijos y la madre enferma con cáncer. Dios mío. En los periódicos tampoco vemos resquicios de esperanza. Amenazas de una nueva recesión mundial. Europa reunida pero ausente de la tragedia de los refugiados.¡Por los cuernos de Don Friolera! Esta sardinita a la parrilla terminará por hacerme daño.
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