Se habla mucho, y es lógico, de la responsabilidad que supone gobernar, pero hoy quisiera reflexionar sobre la necesaria utilidad de la oposición, fundamentalmente de aquella que puede convertirse en alternativa de gobierno, que en el caso del Ayuntamiento de Almería es el PSOE.
Entiendo que la oposición es un elemento fundamental de control de las políticas del gobierno, pero, como digo, también de alternativa al mismo, planteando sus propuestas correspondientes a través de mociones o tendiendo puentes ante otras instancias donde ejercen de gobierno, como podría ser la Junta de Andalucía.
Lejos de ello, el senador Pérez Navas interpreta su papel como portavoz a tiempo parcial de la bancada municipal socialista como un ejercicio de descalificación y desgaste permanente, incluyendo la manipulación, contra el alcalde y su gestión. Sólo así se explica que en las últimas semanas haya utilizado un viaje privado de Ramón Fernández-Pacheco (persona, no político), y por tanto pagado de su bolsillo, a Barcelona para lanzar un halo de sospecha sobre su financiación; o que ante la reunión con el consejero de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio le conminará a “dejar la confrontación si quiere PGOU antes de 2017” para, al mismo tiempo, en un claro ejercicio de cinismo, exigir a la Mesa del Ferrocarril presentarse “en la puerta del Ministerio de Fomento y obligar a la ministra Ana Pastor a que reciba a la sociedad civil”.
El mismo que instaba a aparcar la confrontación ante la Junta del PSOE, exigía obligar al Gobierno del PP. Que es el mismo también que exige la rehabilitación de la Estación de Ferrocarril y calla ante el abandono del Cable Inglés. O el que desprecia a las parturientas que reclaman el materno infantil, ignora a los alumnos que estudian en aulas prefabricadas o ningunea a las madres y padres que piden un Conservatorio de Danza digno, causalmente todas competencias de la Junta.
La acción de gobierno debe ser creíble, pero la de la oposición también. Y para ello hace falta coherencia y mucho sentido común. Ya lo dijo el alcalde en el último Pleno: No se puede soplar y sorber al mismo tiempo. Ni aunque te llames Juan Carlos y te apellides Pérez Navas.
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