El viaje hacia la paz

Mar Verdejo
01:00 • 14 may. 2016

A veces la protagonista de la película es una niña que hace un viaje hacia la madurez, como por ejemplo: “El viaje de Chihiro”, cine de animación del mítico cineasta H. Miyazaki. Chihiro, que es preadolescente, inicia sola un viaje iniciático a un lugar extraño en el que tiene que demostrar que está preparada para asumir su nuevo rol de adulta. Va dejando atrás la infancia, que se muestra en un mundo de hadas y de fantasía, entre la opulencia del mundo occidental. La protagonista se desprende del egoísmo propio de la infancia para tomar conciencia e implicarse del mundo real que la rodea, para lograr la paz y el equilibrio con la Naturaleza. La película fluye hacia el optimismo, conmoviendo por un camino hacia la esperanza.
Veinticinco años después del inicio del movimiento ecopacifista parece que la guerra es el eje principal de la actualidad geopolítica mundial, las violaciones a los Derechos Humanos son más acuciantes, incluso en nuestro país, con leyes como la llamada “Ley Mordaza”. La Comunidad Europea marca el rumbo de los países miembros a seguir invirtiendo y desarrollando el militarismo. Es demencial la apuesta de los países del mundo para el rearme y la militarización. El capitalismo existente apuesta por una ideología de guerra preventiva y de desarrollo armamentístico a nivel mundial. El ecopacifismo apuesta por la convivencia de la Humanidad en el Planeta, conservándolo y preservándolo. Como individuos tenemos la responsabilidad de posicionarnos con las cuestiones directas e indirectas de la guerra como son: aportaciones a gastos militares que se hacen a través del impuesto de la renta, las acciones, planes de inversiones, etc. que se compran en empresas vinculadas a la industria armamentística o el voto de partidos políticos que apoyan acciones armadas. La juventud, ante estas políticas, empieza a implicarse en el activismo político en el que defienden y manifiestan su defensa por la Paz y la Naturaleza: el futuro se les va en ello. Los conflictos armados, lejos de apaciguarse, han aumentado en los últimos cinco años y no se espera que cambie en los próximos años. Hay más de 50 millones de refugiadas y refugiados por culpa de los conflictos armados, la mitad son niños y niñas que sólo pueden aspirar a sobrevivir en esta herencia que les estamos dejando por la avaricia del capitalismo. Aunque hay menos guerras que en el siglo XX la lista es extensa: Siria, Irak, Turquía, Yemen, cuenca del Chad (Nigeria, Níger, Chad y Camerún), Sudán del Sur, Burundi, mar de la China Meridional, Afganistán, etc. Según ACNUR “Siria es la peor crisis de desplazamiento desde el genocidio de Ruanda (1994), con más de 9 millones de desplazados, y la mitad son niños y niñas que llevan años sin ir a la escuela, con la comunidad internacional mirando a otro lado sin poner fin a estas masacres que se están cometiendo. “Ya no hay grandes guerras con nombres propios pero seguimos viviendo en un planeta sometido a riesgos y amenazas, más difusos, más complejos, pero no menos letales y ahí están las brechas de desigualdad que además van aumentando”. Dice Jesús A. Villaverde, el codirector del IECAH. 
Escribía el poeta Benjamín Prado en un artículo de prensa: “pienso hacerme unas camisetas que digan, en letras bien grandes, de color verde y rojo: “Soy ecopacifista”. Las llevaré a todas partes y creeré que llevo la mejor bandera que pueda alzarse en este mundo devorado por el culto al presente y el desprecio del porvenir”. Y en palabras de la Madre Teresa de Calcuta: “la paz comienza con una sonrisa”, te pregunto: ¿Comenzamos ese viaje hacia la paz?







Temas relacionados

para ti

en destaque