¡Gracias, mi general, muchas gracias! No sabe usted cuánto le agradecemos los almerienses el que haya aceptado ser nuestro representante en el parlamento español. Lloramos de alegría por las calles y plazas. Ponemos velas a nuestra Virgen del Mar, a la Pequeñica y hasta a la Virgen del Resquicio. Usted, y sólo usted, va a sacar a esta provincia de la atonía en la que la han tenido los llamados partidos de la casta. Gracias a usted, mi general, estamos convencidos de que vamos a lograr que años de ignorancia, de atavismo, de mocos, esparto y lagañas queden olvidadas para las nuevas generaciones almerienses. Con usted, y sólo con usted, los almerienses vamos a dejar atrás los años de las lamentaciones, de las peleas por el agua, el tren y el materno infantil. Estoy convencido, estamos convencidos de que va a ser usted, mi general, la panacea que necesita Almería y sus gentes. Por conseguir va a lograr que el precio del tomate cambien su rumbo en Europa y los agricultores tengan los beneficios que otros políticos no han conseguido para ellos. ¡Si no existiera, mi general, a usted habría que inventarlo por el bien de esta provincia!
¡Con un par! Sabiendo y reconociendo su valía como hombre de paz, como general, como antimilitarista y lo que de todo ello nos podemos esperar, si que a algunos nos habría gustado ver en usted un poco de humildad. No mucha, pero algo de ella no le habría venido mal en su exhorto sobre esta tierra y sus necesidades. Estoy por pedir a los demás partidos y sus representantes que ya no tienen por qué presentarse, que con usted nos basta, que estamos ante el nuevo héroe de y para Almería: Julio-man. El hombre que va a devolver la alegría y la sonrisa a las caras de los almerienses. El hombre que va a traer agua de los picos de Europa a los invernaderos y campo almeriense, el que va a conseguir que el Ave aparezca por nuestras vías en esta legislatura, el que nos va a reconstruir un cable inglés de cara al turismo del futuro. Hasta la alcazaba verá su gran transformación gracias a nuestro general-man.
¡Déjenlo solo, que nadie más se presente, con él solo nos bastamos, él sí puede! Con él y su mediática figura en las televisiones estamos salvados los ciudadanos almerienses. ¡Aleluya, aleluya, cantemos al señor por haberlo puesto en nuestro camino!
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