La foto es desoladora: de una inconmensurable impotencia, rabia y tristeza a la vez. Un guardacostas tiene sobre su regazo a un bebé. No, no está dormido el bebé. Se ha ahogado por la insolidaridad de la Unión Europea cuando huía de nuestras bombas sobre su pueblo. No sale en los medios de comunicación y hace temer lo peor: no existen.
El Mediterráneo se ha convertido en una enorme fosa común que además no deja rastro. En los últimos 15 años, según CEAR (Comisión Española de Ayuda al Refugiado), más de 25.000 personas han perdido la vida intentando alcanzar la seguridad de la Unión Europea. En el 2015 murieron más de 3.700 personas, la mayoría en aguas del Mediterráneo. En 2016 han llegado a Europa 204.311. Se han reubicado en la UE: 1.816. Reasentados: 6.343. En España: 105 reubicados y 0 reasentados. En el 2016 (acabamos de empezar Junio) han fallecido 2.443. ¿Son sólo cifras? ¿Es que no existen? Las rutas han cambiado pero siguen los muertos convirtiendo el Mar Mediterráneo en una gran fosa común que no deja rastro. Si te ahogas en el Mediterráneo tu familia puede ser informada: Se pueden leer frases, en las camisetas o, por ejemplo, en un chaleco salvavidas encontrado por MSF (Médicos Sin Fronteras) como la siguiente: “Me llamo Abdiram. Llama a este número. Es mi madre.” No sigas leyendo si crees que no existen.
Todos vienen huyendo de la muerte, empujados por las guerras y matanzas organizadas. Y ninguno de estos conflictos ha dejado de existir. Las políticas de la UE son insuficientes y mal gestionadas. Según el informe de la ONG Concern Worldwide, se ha utilizado sólo un 16% del dinero de los países de la cumbre de Londres en la que prometieron mucho y han cumplido poco. En la Conferencia se tomó consciencia de que la mayoría de los refugiados de Siria, nunca regresarían a su país, porque ha sido destruido por una terrible guerra civil que ya dura cinco años. ¿Cómo controlamos que estos compromisos adquiridos se lleven a cabo y sean procesos transparentes? ¿Por qué no se hace a través de las Naciones Unidas para desarrollar ayudas que cubran la ayuda humanitaria y proyectos para las crisis prolongadas? Hace un par de días, según fuentes de Cruz Roja, que llegó ayuda humanitaria por primera vez, desde el 2012, a lugares asediados, como el barrio de Darayya situado en la ciudad de Damasco y en la que desesperadamente escasean alimentos, agua potable y medicinas. Y en un alto al fuego, en la ciudad siria, se aprovechó para llevar vacunas, leche para bebés, medicamentos, comida, etc. Allí están sitiadas más de 4.000 personas, sin electricidad desde hace más de tres años. La ayuda es bloqueada continuamente y cabe preguntarnos: ¿nos extraña que huyan de sus hogares?
Esto no puede seguir ocurriendo. No podemos mirar hacia otro lado. Ni hacer que nuestros gobiernos se sientan legitimados para hacerlo. Nuestros valores también se ahogan y hunden con ellos en el Mediterráneo. Hay que exigir medidas urgentes a la UE como las de CEAR: desarrollar una nueva política de asilo y migración europea que propicie a las personas y los derechos humanos. Poner en marcha una operación de rescate y salvamento eficaz que cuente con los medios y alcance necesarios, cumpliendo con el deber de socorro. Habilitar vías legales y seguras que garanticen el acceso al derecho de asilo. Reforzar los programas de reasentamiento en coherencia con el número de refugiadas existente, asumiendo un reparto equitativo y solidario. Garantizar la posibilidad de pedir asilo. Activar políticas de concesión de visados humanitarios. Hacer realidad la Directiva Europea de Protección Temporal, activando el mecanismo contemplado para hacer frente a emergencias humanitarias. Abordar las causas que provocan los desplazamientos forzados.
No quiero ser cómplice, porque para mí existen y para miles de personas que anónimamente hacen lo que está en su mano para que esto no ocurra. En nuestras manos y voces está que existan y sigan existiendo, aunque pongan todo su empeño en lo contrario.
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