Se acercan las elecciones y nos quedamos con la boca abierta y los ojos desencajados ante las diatribas de nuestros líderes políticos, que con una desmesurada ligereza dejan entrever que están dispuestos a pactar con quien haga falta para conservar cuotas de poder. El poder atrapa, sin duda, y la maquinaria política es esencialmente su más fiel acreedora.
Pero la declaración de intenciones que más grima despierta es la del posible pacto PP-PSOE. Es verdaderamente alarmante que después de declararse la guerra encarnizadamente durante 40 años, ahora haya quien plantee un posible pacto para gobernar; es decir, para repartirse el poder; porque no creo que hablen de gobernar el país, sino de repartirse el poder.
Y si todo esto lo llevamos a la municipalidad, eche cuentas. Si PP y PSOE no son capaces de ponerse de acuerdo en fumigar una balsa para eliminar los molestos mosquitos que castigan a esta población, ¿cómo esperan ponerse de acuerdo en temas de estado? Si el PSOE local no es capaz de asistir a una manifestación para reclamar el materno-infantil en Almería porque está promovida por el PP... Y si el PP local, estando en el gobierno central no ha hecho nada por Almería en 4 años de legislatura… ¿alguien se atreve a vaticinar qué va a pasar después?
Y por otro lado, ¿qué clase de poder se disputan?... si realmente quien manda en este país es el capital externo. Ahora, la agencia de calificación de riesgos Fitch insta a la banca española a reducir costes y cerrar más oficinas. Y es que la banca pasa por un momento histórico ya que se enfrenta a los tipos de interés negativos y no tiene tiempo de aprender cómo enfrentarse a la situación, porque con este inusual escenario desde el BCE piden rentabilidad y sugieren el cierre de oficinas. Está claro que aquí no mandan los políticos españoles…. No nos engañemos. Porque a pesar de que España ha crecido un 2,7% este año mientras la UE un 1,6%, el BCE siguen pidiendo más. Y este reclamo de rentabilidad que ya se conoce en el sector financiero es la punta del iceberg de otros reclamos y recortes que nuestros líderes políticos mantendrán en secreto hasta después de la tormenta electoral.
Claro que nos quedamos con la boca abierta ante los vaivenes de las noticias electorales y las maravillosas promesas de progreso y bienestar socio-económico de nuestros líderes. Pero a poco que te descuides te acribillará a picotazos un escuadrón de mosquitos de esos que nos martirizan de noche porque los políticos de uno y otro partido no son capaces de llegar a un acuerdo sobre quién y cómo debe fumigar un terreno.
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