Refugiados

¡Malos tiempos para la lírica! Y llamo malos tiempos  al penoso estado actual del conservadurismo donde  cualquier individuo que huye  de una guerra puede estar viviendo un drama acusado por si fuera poco de supuesto terrorista. Dicen que las seis naciones  más económicamente  fuertes en Europa son las que menos están  arriesgando en la ayuda al refugiado. Y por si fuera poco ahora vivimos las trágicas consecuencias de la matanza de Niza, el golpe  fallido de Turquía, (lo digo porque Turquía parecía el refugio pactado de los que venían huyendo de Siria), la ascensión del candidato  Donald Trump a la Casa Blanca, la de Maríe   Le Pen en Francia etcétera. No diran que no está preparado el ambiente como para que cunda el yihadismo por todas partes. Los creadores de la Carta de los Derechos Humanos incumplen descaradamente sus obligaciones entretenidos como están en sus recortes y sus déficits. De Siria a las islas griegas. Quienes lean los periódicos y vean con   frecuencia la televisión estarán hartos de  ver escenas inhumanas. Mujeres y niños arrastrando su miseria bajo la nieve si es no  es algo peor como la enfermedad. En algunas  naciones por donde pasa la oscura desbandada descubren que la acogida no pasa de ser una falacia. ¿Dónde quedaron las promesas de la Comunidad europea al hacerse cargo de que recogerían buena parte de los desheredados vagabundos? El yihadismo, como dicen nuestros los cronistas, se extiende como una mala lepra por todo el mapa. Unas veces. Bruselas, Estambul, Orlando, otras Túnez , BLangladés. Niza. Dejemos este trabajo de inspección y contraréplica a los verdaderos  especialistas de la materia. Yo me daría por contento si atendiéramos como se debe a los refugiados. Desde los orígenes de la humanidad  el hombre tuvo claro que si le era hostil el territorio o escaso el alimento donde vivía podía migrar hacia otro sitio más generoso. Esta libertad no ha sido nunca desmentida por ningún sistema legal, al menos  en las naciones semicivilizadas. Al contrario. Las legislaciones se han ido haciendo con el tiempo mucho más comprensivas. Lo que vemos ahora bajo el estupor del miedo a la muerte quizá no tenga comparación en toda nuestra historia nómada.