Máxima urgencia

La noticia política de la semana ha sido la constitución de Congreso y Senado. En ambas cámaras, la presidencia ha recaído en el Partido Popular y n

Juan Megino
01:00 • 23 jul. 2016

La constitución de la Mesa del Congreso de los Diputados, con la sorpresa producida por la aparición de 10 votos cuya paternidad nadie reconoce, habrá sido, sin duda, fruto de profundas negociaciones que hacían pensar en acuerdos más amplios, que nos llevarían hasta la investidura e, incluso, a la formación de un nuevo Gobierno. Vana impresión. 
Salvo que los representantes de los partidos (que no líderes porque, en sentido estricto no están demostrando serlo) nos estén engañando volviendo al “teatrillo” de los últimos meses, nos encontramos casi en el mismo punto de partida.
El PSOE, irresponsablemente, sigue sin atender la imperiosa y urgente necesidad de que haya un nuevo Gobierno que vuelva a dirigir a España con criterio y determinación. Si de verdad fuese “Partido de Gobierno”, cada vez más improbable teniendo en cuenta sus resultados electorales, su falta de liderazgo y sus confrontaciones internas, no dejarían pasar ni un solo minuto más, sin ayudar al país, no al PP, a salir del atolladero en que se encuentra. Naturalmente con las exigencias que sean necesarias y razonables, muchas de ellas fácilmente alcanzables dada  la debilidad con que, en cualquier caso, saldrá el nuevo Gobierno. El empecinamiento de los actuales dirigentes del PSOE está transmitiendo una imagen lamentable ante la opinión pública, apoyando la ambición desmedida de un personaje tan mediocre y tan nefasto para su Partido como el Sr. Sánchez. Si, como dicen, ellos saben oír la opinión del pueblo,  podrán comprobar fácilmente el hartazgo de los ciudadanos, incluidos muchos de ellos proclamados socialistas que anteponen su país a cualquier  otro interés partidista.
¿Y qué decir de Ciudadanos?  Han conseguido, con sus presiones y sus compromisos de futuro, un importantisimo botín en la Mesa del Congreso, con dos importantes puestos, que no solo no les correspondían sino que, ni siquiera en sus mejores sueños, esperaban alcanzar y todo a cambio de una abstención en la segunda sesión de investidura, pese a la irrelevancia de sus votos, salvo que se manifestaran con un SI al Sr. Rajoy. La posibilidad de apoyos provenientes de los catalanes moderados de antaño, que alguno quedará, e incluso del PNV, les produce “repelus” por aquello de una posible contaminación ideológica, ignorando de un modo grave que, con resultados electorales con mayorías minoritarias, han apoyado siempre la gobernabilidad a socialistas y a populares.
Señores, es de máxima urgencia constituir un Gobierno con cierta estabilidad. Los indicadores económicos empiezan a flaquear, los déficits  de las Administraciones crecen, hay que aprobar unos PGE para el 2017, sí o sí, la caja  de las pensiones baja a un ritmo preocupante para asegurar la tranquilidad de nuestro mayores sin     que existan acuerdos que garanticen su viabilidad, Europa nos espera con las uñas por delante y el separatismo catalán se hace cada vez más insolente  sin que nadie lo remedie. Si con todo lo que antecede, a nuestros políticos   no les mueve a encontrar, con la máxima urgencia, las soluciones necesarias, es cierto que la historia les pasará la oportuna factura.


 







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