A los que tenemos edad nos gusta recordar ciertas historias de la Almería contemporánea quizá como compensación a lo mucho que hemos olvidado. Vivo en Aguadulce lejos de los libros y de los archivos. No obstante tengo en la memoria algunos acontecimientos que puedo reproducir con precisión como si fueran de ayer. Uno especialmente está relacionado con la creación y puesta en marcha del conservatorio de música. El panorama musical que le había precedido no podía ser más deprimente. Unas cuantas familias acomodadas, provincianas y mesocráticas, echaban de menos una educación artística para sus hijos, algo más allá de los “Coros y Danzas” del franquismo. Los menos interesados en ello eran los grupos que controlaban a través del sindicato del espectáculo los viajes a Madrid en la “Fiesta del Trabajo”. Esta gente no hacía gran cosa por fomentar la música académica. Les parecía que con el flamenco , la discoteca ,y otros grupos de la radio y la feria había bastante para el consumo ordinario de la diversión almeriense. Hasta que unas cuantas familias que se habían hartado de llevar a examinarse a sus pequeños al conservatorio de Murcia dieron en la tecla de pedir una instalación oficial en la capital. Consultaron a Educación y Ciencia. removieron cielo y tierra hasta encontrar las personas adecuadas que podían ayudarles, y no sin grandes esperas, al fin conseguimos el conservatorio, en realidad algo que ya tenían casi todas las provincias limítrofes. Al partir de aquí comenzó la tortura de unos alumnos que se veían obligados a simultanear los estudios de bachillerato con los estrictamente musicales. Y no podemos decir que todos superaron ambas disciplinas. Pese a todo hoy gozamos de profesores y grandes músicos nativos con unas infraestructuras no del todo dignas. La noticia estos días es el estado vejatorio del conservatorio. Para colmo de males ha entrado en liza la doble verdad, quiero decir la acción de la Junta y el partido que gobierna, cada cual por su lado le echa la culpa al otro de su desidia y ahí andamos con la danza y el pandero. La importancia formativa de esta instalación no merece ni siquiera comentario. No queda bien un guitarrista de fama internacional diciendo que él no sabe música y que toca el “Concierto de Aranjuez” de oído- Recuerdo que cuando tocó este mismo concierto Paco de Lucía asistió Joaquín Rodrigo con cara de circunstancias. A Paco no se le escapó la escena. Dijo: “ Ay, al viejo no le acaba de gustar”
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