Preludio navideño

Este año nos espera una navidad bastante controvertida. La costumbre era poner el belén o el árbol de otras culturas en el salón de casa y pedir paz  para todos invitando a la alegría a los niños y a los limpios de corazón. Pero con la globalización la paz para todos es solo es una  presuntuosa falacia. Con la globalización  crecen los nacionalismos, los populismos encrespados, los odios de los unos contra los otros. Solo hay un hombre que al final del Año de la Misericordia ha llegado a pedir perdón hasta para las abortistas. Pero tampoco  hay que hacerse demasiadas ilusiones porque se lo tienen en cuenta hasta los mismos cardenales de la Iglesia católica. Así que todo el gran anhelo de comprensión que ha suscitado esta fiesta durante siglos puede quedar enterrado bajo el rencor del hombre blanco frente al negro y latino, frente al mundo que quiere Trump y el que desean los luchadores de la igualdad. Aquí está, me parece, la madre del cordero. Me pregunto a  veces si los líderes que tanto viajan para consultarse cómo va el mundo y qué deben hacer para erradicar la infelicidad del ser humano, desean de verdad la paz. En Francia los franceses han retirado de la política a Sarkosy. Traigo esta cita porque este hombre dijo aquello de que había que corregir el capitalismo. Fantástica idea   poner freno al capital desde la misma derecha. Esto no lo han conseguido todavía ni   los Cursillos de Cristiandad. Y tampoco está la izquierda para tirar cohetes al alba. Muchas cosas tendrán que ocurrir para los sindicatos logren unas relaciones laborales más humanas sin la brecha salarial de la mujer  y sin el despido libre. Mucho hablar de que ya hemos salido de la crisis pero la deuda de este país aumenta hasta niveles insoportables. La mayoría de los gobiernos de la zona ya están convencidos que bien poco se puede hacer frente a la globalización por eso se dedican a la economía, que es lo que más importa para salvarse ellos. La Noche Buena es muy corta. A continuación se levanta el   Fin de Año que es una orgía mundial para  los que pueden. Comienza el año Nuevo y entre borracheras y vómitos ya pocos se acuerdan de Trump.