Ahora que el Congreso vota a favor de subir el salario mínimo con disgusto del PP, me acuerdo de los jóvenes que ni tienen sueldo ni trabajo. Menudo panorama para recordar aquellas las películas que hicieron soñar a nuestros padres y abuelos con una vida mejor. Decir hoy “Vacaciones en Roma” o “Que bello es vivir” parece un sarcasmo de los tiempos felices que, contra lo que podría pensarse, llevan camino de no volver. Cada generación trata de poner los cimientos de una nueva edad para que no se repitan los sufrimientos que pasaron los que nos precedieron. Ahora, sin embargo, cualquier enteradillo, aprendiz de sociólogo, te dice que los jóvenes de hoy van a vivir peor que sus padres, O sea, dicho con otras palabras, es como si la evolución natural de las cosas, se hubiera hecho un nudo y en vez de avanzar , retrocede. Tengo por costumbre no perderme ningún papelillo que hable de estadísticas juveniles. La última que he leído habla de que aproximadamente un 51% de los jóvenes españoles vive al borde de la pobreza. El joven no trabaja. Cuando lo hace es en contratos de temporales de escasos días. Así es imposible comprarse una vivienda e independizarse de sus familias Hay jóvenes que tienen miedo de decir ante el posible empleador la carrera que tienen. Imaginen el chasco de la empresa al enterarse de que tienen allí un ingeniero aeronáutico o un físico nuclear barriendo las cocinas o los servicios higiénicos de la instalación por cuatro perras. Porque de eso se trata . De que sean solo cuatro perras lo que Rajoy con tan énfasis llama la creación de empleo. Vivir con los padres tiene otra servidumbre como tributo y es reproducir el niño obediente y modoso que fuiste antes. “ Niño, aquí se ha acabado meterse en política y menos aún entre esos desalmados de la coleta que dicen que quieren un mundo mejor . Aquí paz y después gloria” Uno no se explica la razón de por qué tenemos una juventud tan modosa, estudiosa y pacífica. Mirando las escasas posibilidades que tienen algunos de salir de la humillación, piensa uno en que deberían entrar más en política, vivir menos conformes con el sistema. Pero no. La desafección viene de lejos. La corrupción no se castiga como se merece y casi las mismas familias que han estado gobernándonos durante años y años, ahí siguen dando decretos de le y otras providencias.
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