El informe PISA

Desde que tengo uso de razón, vengo oyendo a los mayores la misma cantata  sobre  educación. Sin educación no vamos a ningún sitio. La educación es la base  del  progreso. Ya en aquellos tiempos,  reciente aún la guerra civil, era frecuente la queja  de   que éramos unos taruguillos  para las ciencias  y las matemáticas. Nuestra formación  detectaba  de alguna manera la influencia  de  la mano eclesiástica   donde había más letras  que números por evidentes  razones de origen. Menéndez  y Pelayo, en una exceso de patriotismo conversador,  puso  a nuestro  Filósofo  Rancio por encima de Hegel . Y no hace falta  recordar  el  despreciativo  “que inventen ellos” de nuestro  quijotesco  Unamuno. O  sea, más o menos  entonces  como ahora. Dice el informe PISA -análisis y recuento  internacional sobre los sistemas educativos  del orbe-  que  en España los alumnos se estancan  en ciencias y mejoran en lectura .  Todo este repicar gordo por parte del ministro  Íñigo Méndez de Vigo  se debe a que ya nos alineamos con la OCDE , no por nuestro progreso  sino por el descenso de la media de los  países industrializados.  Aquí hemos  aguantado  lustros y lustros discutiendo sobre los controladores de la educación en vez de hablar de la calidad de la misma. Una ley  cada cuatro años lo único que servía era para enfrentar   a  unos profesores con otros.  Profesores  protestando  en la calle es  ya  una estampa bastante habitual  en nuestras redacciones  desde   mucho  antes  que llegara la democracia. Como acaba de decir  Andreas Schleicher, director de Educación para la Cooperación y el Desarrollo Económico  ( OCDE):  “No tengo  una respuesta fácil  para España, excepto que su  concentración  excesiva en la legislación y las normas  ha desviado lejos  de lo único que logrará mejorar   los  resultados de aprendizaje, la calidad de la enseñanza”. No está muy claro si la crisis económica ha influido directamente  en el problema educacional, pero parece que los recortes tuvieron   mucho que ver con la construcción de nuevos colegios  y sobre todo en la formación de profesores, “La calidad  de la educación nunca será  mejor que la  calidad de los profesores”  dice  también Schleicher, una de las autoridades mundiales en la materia.