A la altura de mis ochenta años, superados con creces, repaso ahora desde la experiencia vital y controvertida, la historia del conocer. ¿Recuerdan aquel inefable principio “sólo sé que no sé nada”? o tal vez el que podría ser también su primo hermano: “Lo que es, es; lo que no es, no es”. Todo el esfuerzo genial del hombre porque las palabras se adaptaran a los hechos y para que no hubiese distorsión entre el pensamiento y la realidad, se nos quiere presentar ahora como un ensayo fracasado al menos para algunos representantes de la América profunda. Y lo peor para los europeos es el cinismo de algunos mandatarios que parecen jugar al que pasará si… En realidad toda ola escéptica impulsada por el amor a la verdad lo que crea y ha creado casi siempre en el hombre culto es un vivo desarrollo de la ciencia y la experimentación. Aquí en cambio este movimiento parece invertirse. Lo viejo regresa poniendo a caldo las enseñanzas del progreso que en otro tiempo llevó a la humanidad a cotas no superadas de bienestar. No me extraña, por tanto, que una buena parte de la intelectualidad ande como escandaliza ante ese muro que Donald Trump quiere levantarnos entre el pensar y el actuar, entre la defensa material y la creatividad imaginativa. Vemos gente sencilla que comienza a dudar de los supuestos culturales que alimentaron en el pasado nuestro orden de vida. Dudan, por ejemplo, de la razón de apoyar a los refugiados, de promover los derechos humanos en todas partes, de trabajar, en definitiva, porque triunfe la justicia en el mundo. Como decía al principio la ola escéptica ha estado de nuestra parte en el trabajo de clarificación del mundo.
Conviene y pronto tomar parte en esta lucha sorda entre el oscurantismo y la claridad. Hay quien dice que toda la monserga actual se traduce en el descubrimiento de la llamada “posverdad” que consiste en una filosofía acomodaticia que sirve para salir y entrar a un mismo tiempo en cualquier atasco ideológico. ¿Quién no reconoce en esta especie de comodismo situacional la vida que llevan ahora nuestros partidos?. Lo mismo aprueban que desaprueban: lo mismo están a partir un piñón contra la corrupción que se meten en un jardín de difícil salida como ocurre en este momento con el asunto de Pedro Antonio Sánchez. Presidente hasta ahora de la Comunidad de Murcia.
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