Basura, huevos y embajadores

Cada vez que se aborda el tema de la limpieza urbana, me acuerdo de dos cuestiones aparentemente inconexas, pero estrechamente relacionadas, como son los huevos y el embajador británico en España en los años más tremebundos del franquismo. Lo digo porque estoy viendo últimamente un cierto cambio de tónica a la hora de abordar el problema que puede resultar interesante. Algunos periodistas almerienses comienzan a escribir sobre los residuos en las zonas más agrestes de Pescadería y La Chanca apuntando claramente al incivismo de los vecinos de la zona, que utilizan las ramblas y barrancos como vertederos, convirtiendo así la labor de limpieza municipal en una versión escombrera del mito de Sísifo: limpiar y limpiar, para que los vecinos vuelvan a ensuciar y ensuciar. ¿Qué es lo primero? ¿La suciedad o la falta de limpieza? Aquí estamos como con la gallina y el huevo, en un debate interminable en el que parece despuntar el sentido común de señalar que los barrancos no crían basura por generación espontánea, sino que son los vecinos los responsables directos de la cochambre. Algo que los grupos municipales en la oposición jamás se han atrevido a decir. Pero esto lo supo ver en su día Sir Samuel Hoare, el bienhumorado representante diplomático de Gran Bretaña en Madrid a principios de los años 40 del siglo pasado, cuya embajada era habitual objetivo de manifestaciones y algaradas perfectamente coreografiadas por el Régimen franquista para reclamar ruidosamente Gibraltar. En una de esas ocasiones, el entonces ministro de Interior y cuñado del general Franco, Ramón Serrano Suñer, telefoneó al embajador británico a preguntarle si deseaba que le enviase más policía para proteger su legación. “No, muchas gracias –respondió el diplomático- nos conformamos con que no nos mande más manifestantes”.  Y eso mismo pasa con la limpieza de algunas zonas de Almería, en donde lo que se necesita no es que el Ayuntamiento limpie más, sino que los vecinos ensucien menos. Así de fácil. Pero no hay huevos de decirlo.