Se celebra, o más bien se revindica, el Día de la Mujer en recuerdo de que un 8 de marzo de 1957 un grupo de trabajadoras textiles decidieron tomar las calles de Nueva York en protesta por las pésimas condiciones en las que desarrollaban su labor.
Se ha avanzado mucho desde entonces y las condiciones laborales de las mujeres en el primer mundo distan bastante de las que originaron las protestas, pero, para que no nos despistemos, de vez en cuando aparece un energúmeno, como el eurodiputado polaco Janusz Korwin-Mikke, que defiende la brecha salarial porque “las mujeres son menos inteligentes”.
Históricamente, las mujeres han sufrido un veto en el mercado laboral que les negó el acceso a casi cualquier puesto de trabajo, solo permitiéndoseles acceder a puestos de escasa cualificación.
Uno de los cargos a los que se les permitió acceder fue al de maestra, enseñante. Esto da una idea clara de la poca importancia que la educación y la enseñanza han tenido a lo largo de la historia para los dirigentes de este país. Como muestra un botón: las calles de una zona del sevillano barrio de Pino Montano tienen nombre de profesiones, como, por ejemplo, Calle Mayorales, Calle Ingenieros, Calle Chapistas, etc., como vemos, en su afección masculina y supuestamente ejercida por hombres. Lógicamente también existen las denominaciones femeninas, como Calle Costureras, Calle Zurcidoras, y, oh, aquí la evidencia, Calle Maestras.
No hay que olvidar que Magisterio era una carrera universitaria menor; mientras que para cursar cualquiera se necesitaban cinco años, para Magisterio sólo tres.
Otra evidencia, la de las dos hermanas, en la que la teóricamente lista, aunque y ni sabe ni le consta, se licenció en Ciencias Políticas; mientras que la tonta “al menos” hizo Magisterio.
Si para John Lennon, la mujer es el negro de la humanidad (“Woman is the Nigger of the World”), debido a su tradicionalmente inferior papel en la mayoría de las culturas; la enseñanza es el negro/mujer del sistema.
Se obvia que la educación es uno de los factores que más influye en el avance y progreso de personas y sociedades, pues existe una estrecha correlación entre el nivel de desarrollo de los países con la fortaleza de sus sistemas educativos y de investigación científica y tecnológica.
Los derechos sociales se conquistan; se trabaja 8 horas gracias a una huelga en la que murieron personas y no porque desde un despacho lo decidieran amablemente unos señores con corbata y, al igual que las trabajadoras del 57, hay que luchar para que la enseñanza y la mujer ocupen el lugar que merecen.
Consulte el artículo online actualizado en nuestra página web:
https://www.lavozdealmeria.com/noticia/9/opinion/124878/mujeres-y-maestras