Cuanto más fútbol veo, más me gusta el rugby. Y lo digo con pena, después de haber acreditado unas cuantas décadas de minucioso y pasional seguimiento del hecho transgenérico más seguido en todo el mundo, ya que aunque el fútbol naciera conceptuado como un deporte, ha acabado desarrollando la fisiología, la genética y la psicología de un negocio. Los futbolistas tienen pene y lo del fútbol es una pena. Que no te engañen. Cuando lo que prima es el dinero, los valores, la filosofía y la épica del deporte acaba saltando por la ventana. Y no se trata ahora de señalar que muchos de los profesionales más destacados de este deporte son unos millonarios analfabetos convertidos en empresas unipersonales capaces de generar en una temporada el producto interior bruto de un estado de mediano tamaño.
Tampoco quisiera abundar en el vergonzoso espectáculo de los sedicentes deportistas fingiendo constantemente sobre el terreno de juego, para engañar a árbitros que luego no tienen empacho en salir de los campos con regalos y atenciones de alguno de los clubes contendientes. No olvidemos tampoco la sombra de certera sospecha de podredumbre que rodea a la cúpula directiva de las federaciones y asociaciones de federaciones repartidas por todo el mundo, en permanente bloqueo de cualquier medida que pueda acabar con el amaño, la adulteración y el encauzamiento de las competiciones según los intereses económicos de esa amalgama de golfos de palco y despacho. Que en un mundo que avanza y crece al compás de los avances técnicos se quiera seguir arbitrando a ojo sólo se explica en la necesidad de achacar al “factor humano” el aún más humano deseo de obtener beneficios favoreciendo siempre a los cuatro o cinco clubes más poderosos de Europa. Así que le invito a que, si no lo conoce bien, se familiarice con los valores, la épica y la ética de deportes como el rugby, y deje de abochornarse ante la tele viendo remontadas que, de históricas, tan sólo tienen el valor residual del maltrato a los reglamentos.
Consulte el artículo online actualizado en nuestra página web:
https://www.lavozdealmeria.com/noticia/9/opinion/124939/el-hecho-transgenerico-del-futbol