Cómpreme usted este ramito

Igual que las violeteras del cuplé eran las alegres precursoras de la primavera, las elecciones que vamos a tener en estos floridos meses cuentan con la figura precursora de la denuncia judicial para pregonar la maldad intrínseca del rival, y a ver si de paso alguna Señoría quiere comprar el ramito y meter en un lío al denunciado. Como digo, la escenificación judicial es uno de los indicadores más fiables de la proximidad electoral, aunque también hay otros. Por ejemplo, hay quien mucho antes de las elecciones se dedica a rendir cuentas de lo hecho y a presentar nuevos proyectos, ofreciendo balance de sus actuaciones, generando ejes de debate de futuro o, en definitiva, desarrollando cualquiera de las acepciones del gerundio “trabajando”. Por lo tanto, unos buscan notoriedad mostrando lo que han hecho o lo que piensan seguir haciendo, mientras que otros la buscan denunciando lo que han hecho los demás, a ver si así suena la flauta. Es el “maestra, parece que fulanito se está copiando” del repetidor de todos los cursos, aplicado al ámbito político actual. Pero es justo reconocer que en términos de economía de ideas y esfuerzos, el recurso de la denuncia es más sencillo de aplicar que la exigente estrategia de intentar hacer cosas nuevas, porque siempre será más fácil repasar lo que han escrito otros en sus redes sociales que presentar lo que has escrito tú en las tuyas, sobre todo si ves que llegan las elecciones y tienes el tuiter más vacío que la Plaza Vieja después de la tres de la tarde. Y así está ahora Izquierda Unida en Almería, que se ha acogido en sagrado a la nebulosa ley electoral a ver si rasca bola contra el Partido Popular, como si el alcalde se hubiera inventado los “viernes sociales” o estuviera lanzando decretos como quien derrama pétalos de flores por la ventana. En fin, que cada cual lleve en el ojal lo que más le plazca, pero pensar que se puede llegar más lejos denunciando que trabajando es un error. Y de bulto.