Peones de la verdad

Entre los sectores culturalizados de alto y medio pelo damos a veces la impresión de saberlo todo. Es esta un profesión que lo poco que sabe se lo tienen que confirmar desde fuera, lo cual suscita a veces el odio entre la competencia. Ya está aquí la verdad absoluta, se oye decir entre los asistentes habituales de un mismo bar o de una acreditada tertulia. Sin embargo esta fama de sabios de Grecia no se corresponde con la verdad. Nadie mejor que el periodista defiende los hechos como fundamento de la realidad. Vivimos un tiempo en que a cualquier cosa se le llama democracia y libertad de expresión. Ayer el diario El PAIS celebraba la entrega de los premios Ortega y >Gasset de periodismo. Con asistencia de un público culto y selecto se habló de la libertad de prensa así como de la necesidad de acudir a los hechos si queremos librarnos de la confusión babélica de la posverdad. “ La libertad de opinión es una farsa- (afirma Savater citando a Arendt), si no garantiza la información objetiva y no se aceptan los hechos mismos.” Los españoles estamos estos días algo sobrecogidos viendo lo que cuesta aclarar cualquier cuestionamiento relacionado con la corrupción. Se requieren hechos, claro está, pero es tan oscuro y tupido el campo aclaratorio que han de pasar muchos años para que se sepa la verdad desnuda sobre asuntos que a todos nos concierne. Esta dificultad de investigación convierte el periodista en un héroe singular. Como dice un directivo del Grupo PRISA “es tan alta la erupción de medios que no dudan en recurrir a la manipulación, la calumnia y la mentira para abrirse hueco, que ya no respetan las normas deontológicas y actúan con objetivos espurios”
Quisiera aprovechar lo que me resta de espacio para enviar un sentido pésame a la familia de Joaquín Prieto , compañero mío entrañable tanto en la Escuela de Periodismo con en la Facultad de Ciencias Políticas. El si ejerció de gran peón de la verdad. En las frecuentes asambleas estudiantiles contra el franquismo Joaquín destacaba por su información y su habilidad. Solía recorrer uno por uno todos los grupos donde se hablaba sobre la estrategia a seguir contra la policía. Luego avisaba a los compañeros con alborozo: “Eh, señores. “ La bofia se ha retirado” Con gran placer , muchos años después. leeríamos en la prensa española aquellos clarividentes artículos suyo llenos de conocimiento y sutileza. Descanse en paz