Peatonalización

Les supongo a todos ustedes enterados sobre la necesidad de peatonalizar el Paseo de Almería, iniciativa que está promoviendo el Ayuntamiento con el aplauso de algunos propietarios de negocios que consideran la medida crucial para competir con los grandes almacenes.  Salvo un pequeño número de propietarios que ve alguna dificultad en su pronta realización, un noventa por ciento ofrece su respaldo al Paseo peatonal. Pero hay que andarse con prisa y buen ojo. El Paseo actual no es el que surgió tras la guerra. Hay técnicos de urbanismo que afirman que la ciudad está falta de un “centro histórico, comercial, de tránsito y con ambiente paralelo a la mayoría de las ciudades españolas y europeas. Primer paso, por tanto. Retirar los coches. En segundo lugar alejar la zona de carga y descarga en calles aledañas. En tercer lugar, racionalizar el trafico haciendo del Paseo una zona libre trafico y de vehículos. Según los cálculos de los técnicos por los carriles norte a sur se desliza la cantidad de 5. 227 coches diarios a los cuales se les da salida teniendo en cuenta tipologías, número de plazas y otros detalles como carga y descarga, etcétera. No todo ha de ser obra del trafico bien ordenado. Existen otras costumbres de buena crianza que parecen haberse perdido. Por ejemplo, se cuenta como anécdota de buena educación que en Almería un turista cualquiera pregunta por una calle y el nativo no solo le explica la dirección sino que lo lleva al mismo portal del domicilio. Claro, eran otros tiempos cuando el trafico no se confundía con la selva. Se cuenta que durante el franquismo era tan alto la moral callejera junto al respeto a los sexos que en el Paseo la mujeres caminaban por la acera de derecha y los hombres por la izquierda. Quizás sean tópicos pero hablan bien de cómo éramos. Dando idea de cual era el comportamiento social de los almerienses en cada época. En tiempos de rebajas y consumos, el problema era ver cómo llegan las compradoras a los grandes almacenes. Hoy se impone el nuevo palabro de la peatonalización o búsqueda de nuevos espacios mercantiles, por los menos hasta que no salga el coche volador. Un entendido dijo que peatón era soltar flatulencias no autorizadas.