Las fotos publicadas por OK Diario en las que aparece el Rey Juan Carlos con Marta Gayá, en la inauguración de una exposición celebrada en Irlanda, son sin duda alguna una gran exclusiva, que ha originado todo tipo de comentarios. Muchos de ellos, sorprendidos de que después de tantos años separados, se vuelvan a ver. Cuando la realidad es que nunca dejaron de hacerlo y quién sabe si de viajar juntos, al menos después de que el rey emérito se viera obligado a cortar su relación con Corinna.
Que el rey busque refugio y compañía en la mujer más discreta de cuantas han pasado por su vida, es normal teniendo en cuenta que fue uno de sus grandes amores. Una historia que acabó por miedo de que saliera en prensa, cuando lo cierto es que la mayoría de los periodistas de esa época conocíamos el romance. Que no se publicara en grandes titulares no demuestra más que la “discreción” con la que llevaron y llevamos la relación, así como el respeto que los editores de los grandes medios tenían por el Jefe del Estado y por la Reina Sofía, la gran sufridora de la pareja.
No sé si, como dicen, el rey emérito y Marta Gayá han retomado la relación en el punto que la dejaron. Me cuesta creerlo porque ha pasado el tiempo suficiente como para que aquel amor se haya convertido en una sincera y fuerte amistad, que puede ser la antesala de algo más profundo o simplemente la continuación de lo que pudo llegar a ser y no fue. Ello no les impediría encontrarse de vez en cuando, ahora que Don Juan Carlos tiene tiempo y la libertad suficiente como para aceptar la invitación de un amigo, el mexicano Sanginés-Krause, para viajar hasta Irlanda en donde se ha quedado unos días disfrutando del clima y de la tranquilidad que le da saber que quienes le acompañan no correrán a ningún programa o revista a contar las incidencias de la jornada.
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