De diez cabezas, nueve embisten y una piensa. Nunca extrañeis que un bruto se descuerne luchando por la idea". Lo escribió don Antonio Machado en sus Proverbios y Cantares, y he aquí que el Ayuntamiento de Sabadell ha ido a encargar un informe sobre la nomenclatura de las calles del municipio al brutal poseedor de una de esas nueve cabezas de ciega embestida que, al descornarse por la idea, se llevan por delante la razón.
Según ese conspicuo representante del club de las nueve cabezas, el "historiador" independentista al que el consistorio de Sabadell encargó la relación de calles cuyos nombres debieran ser objeto de purga por su aroma franquista, don Antonio Machado, el poeta, el maestro, el republicano, el hombre que desobedeció la orden de evacuar de Madrid a los intelectuales cuando la ciudad amenazaba caer en noviembre del 36 y se le encontró al cabo, tan mayor, en una cola donde se repartían viejos fusiles para defenderla de la horda invasora, don Antonio Machado, digo, amigo del pueblo, hijo y hermano de poetas, amante del pensamiento y novio de la libertad, fue, según el que se descornó en su informe erradicador, algo peor que un franquista: "Españolista y hostil a la lengua catalana".
El alcalde de Sabadell se ha desmarcado de ese "pogromo" contra lo más preclaro de España y de la Humanidad, Machado, Lorca, Garcilaso, Calderón, Quevedo, Larra..., cuyos nombres deberían borrarse, si dependiera del historiador-inquisidor que se descuerna por la "idea", de las humildes calles y plazas de la ciudad.
La pobre Ley de la Memoria Histórica debería incluir en su articulado severísimas sanciones contra los munícipes o sus amiguetes que confunden arteramente, o con ignorancia supina, la velocidad con el tocino. De diez cabezas, nueve embisten y una piensa. En Sabadell, como ya ocurrió en algunos otros sitios, no encontraron, no buscaron más bien, la que piensa.
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