Desengrasante en Sevilla... ¡Qué maravilla!

No hay mayor antídoto para la sobreactuación y el desparrame que enfrentar a alguien al espejo de su propia trayectoria. Por eso no me sorprende el silencio de los grupos municipales del PSOE y de Izquierda Unida tras ver que el Ayuntamiento de Sevilla haya usado como patrocinador de una carrera deportiva la misma marca de desengrasante que hizo correr la tinta y la mala leche en Almería hace unos meses. Con total normalidad, el alcalde de Sevilla, el socialista Juan Espadas -que gobierna gracias a los votos de Izquierda Unida y Participa Sevilla- presentó la Carrera Nocturna del Guadalquivir, en la que se han inscrito más de 20.000 corredores, muchos de ellos mujeres, junto a un logotipo de dicho producto. Si en Almería aquello fue usado por esos grupos políticos como espoleta de un artefacto sociológico diseñado para hacer mucho ruido (hubo televisiones que se hicieron eco del tema a nivel nacional) en Sevilla la cosa ha pasado totalmente desapercibida. ¿Acaso el famoso desengrasante es lesivo para la dignidad femenina a la sombra de la Alcazaba e inocuo a orillas del Guadalquivir? Parece que es exactamente así, porque nadie ha prestado atención al patrocinio sevillano, mientras que el almeriense –estamos hablando del mismo producto, insisto- mereció desde el revuelo de los picotazos de las redes sociales a las más solemnes interpelaciones plenarias. Y como uno entiende que la dignidad femenina es un valor universal que no entiende de ámbitos territoriales o competenciales, se sorprende de que quienes con tanto ahínco defendieron la bandera del respeto a la mujer en Almería consientan que –usando sus propias expresiones- se denigre a la mujer en Sevilla obligándola a asumir que corren bajo el patrocinio de un producto “claramente machista” que discrimina a la mujer. No me estoy inventando nada. Simplemente compruebo la vigencia de esa ridícula vara de medir que, ante dos hechos simétricos, los juzga de modo diferente en función de quién lo haga. Ese es el nivel.