Tonto eres, no te pienses mejor que las mujeres. Malo eres, no se daña a quien se quiere. Así dice la canción de Bebe, pero la realidad es que eso no puede llamarse amor.
En próximas fechas se conmemora el 25 de noviembre, Día Internacional Contra la Violencia de Género, pero el verdadero jubileo llegará el día que no haya nada que conmemorar porque esta lacra social se haya extirpado y permanezca solo por el amargo recuerdo de las que perdieron la vida a manos de un tonto, un malo….permitidme ser algo menos “políticamente correcta”, yo diría un desgraciado.
Un total de 42 mujeres han sido asesinadas en 2017, siete más que hace un año, según datos del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad. Afortunadamente no vino a engrosar esa lista nuestra vecina de Aguadulce el pasado sábado que fue brutalmente atacada, pero tristemente si sufrimos en nuestra provincia, en Huércal del Almería, la primera víctima mortal de este año a la que desgraciadamente le sucedió otra mujer de Cuevas de Almanzora.
Estamos hablando de una lacra, algo que lastra lo que debería de ser una sociedad avanzada del siglo XXI, donde los estereotipos de machismos y feminismos deberían estar extirpados porque deberíamos estar en una sociedad de iguales, hombres y mujeres, con los mismos derechos y obligaciones y con respeto mutuo. Y digo de iguales, porque la violencia de género no es otra cosa que la consecuencia más radical de la desigualdad que existe en nuestra sociedad. Por eso debe ser una prioridad establecer y promover políticas activas de igualdad.
Lo que afortunadamente sí se ha conseguido es dar un gran paso y es ese Pacto de Estado contra la Violencia de Genero, aprobado el pasado 28 de septiembre en el Congreso de los Diputados, impulsado por Ciudadanos, como uno de los puntos del acuerdo de investidura del Gobierno Central y que salió adelante con los votos favorables de 278 diputados y con la incompresible abstención de Unidos Podemos y de algunos diputados del Grupo Mixto.
Es iluso pensar que con la firma de ese pacto se va a erradicar de forma automática ese quebranto de la sociedad, pero de lo que no cabe duda, es que era necesario ese pacto y que esas 213 medidas que contemplan, tienen que materializarse y dar resultados. Un pacto donde se contemplan medidas para prevenir la violencia machista desde el colegio, porque la educación es la base de todo. Un pacto donde se amplía la protección y se cambian los criterios de acreditación de las víctimas para incluir a aquellas que aún no han interpuesto denuncia, amparo ante todo. Un pacto donde se garantiza la seguridad de la víctima y sobre todo la de sus hijos. Pero sobre todo y lo más importante del pacto, por lo que resulta incomprensible que no se hubieran sumado todos lo grupos, es trasladar a la sociedad un mensaje unánime de apoyo incondicional a las víctimas y de repulsa y rechazo a la violencia de género y a los maltratadores. No caben argucias políticas al respecto, es algo donde la voluntad tiene que ser unánime.
Una posición neutral no ayuda a la víctima, esto es un trabajo de todos, ya que la violencia de género nunca será erradicada hasta que la sociedad al completo nos neguemos a tolerarla.
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