Este es un país donde de los cargos sólo se marchan las mejores

Juan Torrijos
23:50 • 14 feb. 2018

En estos días hemos vivido en Almería la renuncia a un cargo y a un sueldo en la Diputación Provincial. Dolores Martínez Utrera ya está trabajando en su puesto de educadora en Laujar de Andarax. Ha dejado aparcado el coche oficial, el sueldo público de la política y ha vuelto a sus clases con los jóvenes alpujarreños. No ha dejado la concejalía de su pueblo, Alhama, lo que me lleva a pensar que su salida de la excelentísima Diputación no es por el abandono de la política activa, ya que sigue trabajando por sus vecinos, sino más bien por cierto cansancio de la excelentísima Diputación y, ¿también de su equipo de gobierno? La diputada Martínez, a lo largo de los años que ha estado en la institución no ha sido de las que han aparecido en las fotos de promoción, en las polémicas políticas con otros partidos o en las guerras internas del grupo. Loli, como la llaman en su pueblo, ha sido y es una mujer leal en su vida social, fiel con el trabajo y con los compañeros en la política, por lo que no ha dejado de ser una sorpresa su salida de Diputación. Hay voces que hablan de cierta tristeza en su salida. Sin conocer los elementos secretos que aún no ha contado Loli a sus vecinos, comentan que algo ha debido ocurrir para que tomara la decisión de dejar el cargo político. No debemos olvidar que Dolores deja un importante sueldo, dietas para el traslado a la capital, un trabajo con cierta libertad horaria para volver a la enseñanza. Es evidente que alguna explicación política tiene la decisión de la señora Martínez de abandonar el cargo de la Diputación, explicación que por ahora no ha dado.
Lo único que sabemos con certeza es la valoración que tiene como persona tanto entre los funcionarios de Diputación en su área como entre los vecinos de Alhama, hablan de una mujer que valora el trabajo y el respeto en el trato con los funcionarios y sus compañeros de partido. Conociendo a los que conforman el equipo de gobierno de Diputación, con Gabriel Amat a la cabeza y Javier Aureliano García como vicepresidente y muñidor de todo lo que ocurre en el PP, uno se puede esperar cualquier historia o agravio por el que doña Dolores les ha dicho adiós. 
En la política las malas artes y las insidias se usan contra los propios compañeros con gran y cruda desfachatez. Es triste pero así son ellos.


 







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