La brecha salarial es el resultado más visible de la desigualdad y discriminación que sufren las mujeres en el mercado de trabajo, y que se plasma en una peor inserción en el empleo, con peores condiciones y menores salarios por realizar un trabajo de igual o similar valor.
Como se denuncia en el informe sobre brecha salarial de género, elaborado por CCOO, en nuestro país el salario de las mujeres debe incrementarse un 30% para equipararse al de los hombres. La desigualdad salarial existe y está muy viva, no es un fenómeno coyuntural, no se produce por la crisis, sino que existe antes, durante y después de ésta, y es consecuencia de otros muchos factores que discriminan a la mujer y que generan y alimentan esta brecha. Para CCOO existen tres que explican en gran parte la desigualdad entre lo que perciben los hombres y las mujeres:
Precariedad y temporalidad. La brecha salarial se explica porque las mujeres trabajan en empleos temporales y precarios, con salarios más bajos, también porque las mujeres ocupan 3 de cada 4 empleos con contrato parcial.
Parcialidad, el 75% de estos contratos están ocupados por mujeres, en la mayoría de los casos de manera involuntaria (O se coge o se deja, dado el alto desempleo, que en el caso de las mujeres duplica el de los hombres), lo que determina cobrar un salario más bajo, otro motivo para elegir la jornada reducida es el cuidado de hijos e hijas o personas dependientes para el 61% de las mujeres de entre 35 y 44 años, por el alto precio de los servicios del cuidado de menores.
Los Complementos salariales, otro elemento que explica la brecha salarial, y que recoge el informe de CCOO, que determinan un 44% de la diferencia de lo que percibe de media los hombres (613 € al mes) y las mujeres (427€ al mes), debido a que se retribuyen aspectos como el esfuerzo físico, la toxicidad, la penosidad o la disponibilidad horaria; mientras que no se valoran aspectos “feminizados” como la atención, precisión o la resistencia.
Por otra parte, la brecha salarial supone una doble discriminación. La menor renta salarial de las mujeres lleva asociada una mayor desprotección social, ya que a menor cotización, menores prestaciones por desempleo y las condena a sufrir la brecha salarial durante todo el periodo de jubilación con una menor pensión.
Para combatir la segregación y desigualdad de la mujer desde CCOO creemos que hay que actuar sobre elementos sociales anteriores al acceso al empleo, como la segregación en la educación y orientación profesional, con un sistema educativo que promueva principios de igualdad de género. Además reclamamos una mayor inversión en los servicios públicos de cuidados y dependencia que evite que la responsabilidad de estas actividades recaiga solamente sobre las mujeres. Entre las soluciones que proponemos desde el sindicato se encuentra también la necesidad de acabar con un modelo de contratación segmentador y segregador, que perjudica a todos, pero sobre todo a las mujeres y los jóvenes y por último hay que romper con la dinámica del despido, la contratación temporal y precaria que sufren las mujeres.
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