A veces llegan cartas

Acuse de recibo. Con gusto escuché la otra tarde a mi querida y admirada -ella lo sabe- Magdalena Cantero, presidenta del Consejo Social de la Universidad de Almería, ofreciéndome su punto de vista sobre una reciente columna en la que me maliciaba el uso que podría acabar teniendo una encuesta sobre Almería capital que va a hacer dentro de poco el organismo que preside. Qué sería del columnismo si la malicia no fuera medida sazón de las palabras que tratan sobre temas cotidianamente aburridos y menores. En todo caso, apuntaba en mi columna el desconcierto que me provocaba la ausencia del Ayuntamiento de Almería en el conjunto de entidades y colectivos que, impulsados por dicho Consejo, participarán en esa investigación. Con la amabilidad que la caracteriza, la presidenta me documentó que la invitación al Ayuntamiento fue cursada por los trámites habituales y que en modo alguno se podría entender la intención deliberada de no incluir al consistorio en ese grupo de trabajo. Y como he visto que ello fue así, así lo refiero ahora. Desconozco las razones por las que la invitación cursada en tiempo y forma no recorrió el camino habitual en esos casos, que consiste básicamente en aceptar o declinar las propuestas o cómo fue que tampoco se insistió en reclamar la contestación municipal. Lo cierto es que estamos ante uno de esos episodios entrecruzados que solemos situar en el término cortés del malentendido y que a mí me apetece comentar para evitar así que una percepción errónea de las situaciones propicie lecturas encontradas o inciertas. Hablaba en la columna de las dificultades que solemos tener para poder entrever el siempre incierto futuro, aunque apuntaba también que las características de la encuesta y el calendario que se avecina hacían encajar a esa consulta como anillo al dedo de un compromiso político concreto, cosa que podrá darse o no. En todo caso, agradezco su atención a Magdalena Cantero y quedamos a la espera de nuevas noticias sobre esa consulta.