El problema es inaugurar las cosas

“Lamentar que el alcalde pueda poner en marcha cosas para Almería es un gesto roñoso”

José Fernández
07:00 • 23 may. 2018

En el ámbito de la administración pública, el corte de una cinta inaugural es un símbolo que explica la entrada en servicio de una nueva infraestructura para el uso y disfrute de los ciudadanos. Y objetivamente eso es algo bueno, porque la sociedad avanza gracias a la incorporación de nuevas prestaciones y la ampliación de sus propias capacidades. Otra cosa es que queramos utilizar el gesto promocional como un simple artificio político que escenifique la idoneidad de alguien o que ese gesto constituya el fin último de un proyecto político. Recuerden esas inauguraciones de rotonda en las que para poder encuadrar a todos los inauguradores había que usar las cámaras del Meteosat o cuando se inauguraba un local vacío con políticos y prensa, se iban los medios, se cerraba el local y hasta luego Maricarmen.


Digo esto por la preocupación que parece embargar estos días al PSOE almeriense, que lamenta que el alcalde de Almería pueda tener en el futuro muchas cintas que cortar. Y me llama la atención que eso pueda molestar a quienes se tengan por servidores de todos los almerienses, ya que la puesta en marcha de nuevas infraestructuras o servicios siempre constituye una buena noticia, con independencia de quien use la tijera o quien sostenga las cintas. Lamentar públicamente que el alcalde pueda poner en marcha cosas para Almería es un gesto, probablemente inconsciente, que refleja un modo cicatero y roñoso de entender la gestión pública y que explica bien, en mi opinión, el desarrollo de las cosas en Almería durante muchos años. Por ejemplo, a mí me parecería magnífico que la Junta de Andalucía organizase fastos y fiestas para cortar la cinta inaugural de la prometida Casa del Mar, en el barrio de Pescadería, y que viniera a inaugurarla la mismísima presidenta Susana Díaz. Pero me temo que en este caso no habrá cintas, ni inauguración, ni preocupación, ni manifestaciones, ni nada. El problema no es que las cosas no se hagan, sino que se inauguren. Madre mía.






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