PP: ni ha vuelto, ni se había ido

Rafael Torres
00:30 • 24 jul. 2018

Hay cosas que, al parecer, regresan sin haberse ido. Tal es el caso del Partido Popular, que dicen que ha vuelto, pero si no estaba, si andaba perdido por ahí, ¿qué demonios es ésto que hemos tenido en el poder seis años y pico, hasta hace tres días?

Podría argüirse que la alusión a ese imaginario retorno, a esa vuelta del PP con Pablo Casado a la cabeza, blandiendo las tablas de la ley inmutable de la derecha, se hace en plan metafórico, como dando a entender, en efecto, que ese partido recupera las cerradas esencias y las no menos cerradas señas de identidad que le insufló Fraga y luego Aznar, pero también podría argüirse que se debe ser más cuidadoso en el uso de las metáforas, pues, en puridad, esas esencias y esas señas, incluida en ellas la propensión al caciquismo y a las corruptelas, nunca dejaron de emerger de la praxis pepera. ¿Qué PP ha vuelto? ¿Y a dónde se supone que se había ido? Pero si, según los casadistas, durante los gobiernos de Rajoy el PP de las esencias y la señas se había ido, ¿qué hacían en esos gobiernos personajes tan peperamente esenciales como Ruiz Gallardón, José Ignacio Wert o Fernández Díaz? ¿Versos sueltos, como Esperanza Aguirre, tan eufórica hoy no sé si tanto por la supuesta exhumación de las viejas esencias como por el hundimiento del propio Rajoy con todo, nunca mejor dicho, el equipo? Si los gobiernos de Mariano Rajoy eran, como se ha llegado a insinuar, poco menos que un nido de rojos que usurpaba las siglas de Partido Popular, ¿qué hacían los Casado y compañía ante semejante desnaturalización de la doctrina, aparte de contribuir a ello con su trabajo partidario sumiso al líder mediante la retribución correspondiente? 


Uno no sabe cuales son las esencias y las señas de identidad del PP, o sí, pero pretender que éste mero relevo generacional en la derecha obedece a motivos ideológicos es mucho pretender. Lo que uno sí sabe, sí o sí, lo cual no tiene mayor mérito porque lo sabe todo el mundo, es que el Partido Popular no se había ido a ningún sitio, sino que estaba aquí, gobernando a golpe de esencia, esto es, rescatando a la banca, recortando en Educación, Cultura y Sanidad, dejando en cueros a los trabajadores frente a los empresarios, y manifestando, en fin, un brutal desprecio hacia los más desfavorecidos y los más vulnerables.



Vuelve el PP, exclama jubiloso Casado, confundiendo su personal subidón con la tozuda realidad que señala que no se había ido, o, cuando menos, que no se había ido cuando debía.





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