Políticos jóvenes, problemas viejos

Enrique Arias Vega
00:30 • 05 ago. 2018

Paradojas de la vida: para nuestros políticos, lo más importante y actual parece ser la memoria histórica de lo ocurrido hace 82 años, cuando la Guerra Civil, incluido en ello la posterior exhumación y traslado de los restos de Franco desde El Valle de los Caídos.

Ya me dirán si no es historia vieja.


Lo es más, si cabe, para una clase política muchos de cuyos padres ni siquiera habían nacido en esa fecha. Concretamente, ninguno de nuestros líderes alcanza los 50 años: Pedro Sánchez tiene 46; Pablo Iglesias, 39; Albert Rivera, 38, y Pablo Casado, 37.



Ya ven qué puede importarnos a nosotros a estas alturas un acontecimiento que nade vivió y que, si acaso, queda en el lícito resentimiento individual, ante problemas actuales de inmigración, paro, corrupción política, desigualdad territorial, incierto futuro de las instituciones,… Pero no: en vez de afrontar problemas nuevos y con mentalidad abierta, preferimos encerrarnos en un pasado que no nos lleva a ninguna parte.


Afortunadamente, y pese a todo, la España de ahora no tiene nada que ver con la de hace casi un siglo: no existe el analfabetismo de entonces, la renta per cápita se ha multiplicado por diez, la igualdad social ha dado un salto gigantesco, la protección pública abarca casi todas las esferas de la vida y los derechos individuales están más garantizados que en la mayoría de países.



En ese contexto, y con una generación política ajena a los avatares guerra civilistas y sus secuelas, lo absurdo consiste en mirar constantemente por el retrovisor, en vez de encarar los actuales problemas tecnológicos, culturales, de envejecimiento de la población y de obligadas fórmulas nuevas de convivencia.




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