Las vacaciones de verano han comenzado dejando abiertas todas las incertidumbres políticas imaginables de cara al comienzo del nuevo cursos. El nuevo Gobierno ha llegado al poder, como insiste la presidenta del Partido Socialista, Cristina Narbona, con el apoyo mayoritario de la Cámara, pero hasta ahora todas las propuestas que ha planteado el Ejecutivo le suponen un sinvivir.
Nunca se sabe si podrá contar con los 176 escaños necesarios de la mayoría parlamentaria. No ha podido lograr los apoyos para el techo de gasto, lo que podría poner en dificultades conseguir los votos necesarios para sacar los nuevos presupuestos del 2019.
Si ya es una anomalía gobernar con unos presupuestos que votó en contra, supondría casi una aberración política todavía mayor que tuviera que gobernar también el año que viene con una prórroga de los actuales que denunciaron por antisociales, insolidarios, injustos, impresentables y continuistas con los recortes.
Su entonces portavoz, Margarita Robles, dijo que de aceptarlos convertiría a España en uno de los Estados de bienestar más raquíticos de la Unión Europea, dado que el gasto social va camino de representar tan solo el 38% del Producto Interior Bruto.
La actual ministra de Defensa añadía que estas cuentas suponen una enorme preocupación porque solo prevén un aumento del gasto social del 2,8 % cuando el crecimiento nominal del PIB previsto es del 4,2 %.
Estos argumentos imposibilitarían poder seguir gobernando con los mimbres actuales del presupuesto si no lograran los apoyos necesarios. Y dadas las difíciles relaciones con Cataluña nada puede garantizar a día de hoy que tanto el PEdCAT como ERC vayan a seguir sumando su apoyo al PSOE.
No es raro que los sondeos de las últimas semanas coincidan en reflejar que un mayoría de españoles prevé que se van a adelantar las elecciones.
Lo ha rechazado el presidente del Gobierno, la última vez con ocasión de la rueda de prensa del pasado viernes y posterior a la celebración del último consejo de ministros antes de las vacaciones. Es un tema tan recurrente que se vuelve a dar por hecho que será una de las principales cuestiones que le planteen los periodistas tras el encuentro con el Jefe del Estado, Felipe VI, este lunes en el Palacio de Marivent en Palma de Mallorca. No le gustaría este adelanto a la presidentas de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, que quiere que las elecciones en su comunidad sean “en andaluz, con acento andaluz y hablando de Andalucía”.
La proximidad del final del juicio del caso político de los ERE hace prever que se anticipen las elecciones para el otoño para no hacerlas coincidir ni con un eventual adelanto de las elecciones generales ni con la autonómica, locales y europeas de mayo del año próximo.
Como se ve el Gobierno no tiene nada sencillo transmitir la imagen de estabilidad, serenidad, proyecto de futuro y gobernabilidad que necesita el país. La cuestión catalana todavía grava más esta imagen de incertidumbre que se cierne sobre el país.
El último sondeo del CIS con proyección de votos y escaños, muy cuestionado por medios de comunicación y profesionales, pese a que le atribuía la victoria al PSOE , en cambio dejaba muy difícil la formación de Gobierno pues la suma de los escaños de PP y Ciudadanos era superior a la de PSOE y Podemos. Las negociaciones necesarias para poder formar Gobierno se plantearían en ese caso muy complejas nuevamente.
Tampoco lo tiene más sencillo el nuevo líder del Partido Popular, Pablo Casado. Ha pedido que se convoquen elecciones, pese a que los sondeos no le son muy favorables a su partido. Además se enfrenta a una cuestión no menor, la investigación judicial sobre su máster y las sospechas sobre cómo consiguió acabar su carrera una vez que aprobó la mitad de la misma en unos meses cuando había sido incapaz de aprobarla en media docena de años.
El considera que no tendrá ningún problema penal. Días antes de que el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, presentara la moción de censura, Casado acudió al despacho del entonces ministro de Justicia, Rafael Catalá a preguntarle sobre las eventuales consecuencias penales de su caso.
Según fuentes de toda solvencia conocedoras de la conversación, Catalá alabó la profesionalidad de la jueza que lleva el caso pero descartó la posibilidad de que pudiera existir cualquier problema de carácter penal para Casado. En cambio, el entonces ministro de Justicia le advirtió de que lo que sucediera con la consecución de su master y la convalidación de la mitad de las asignaturas de la carrera de Derecho era una cuestión que solo sabría él.
¿Qué sabe Pablo Casado de la convalidación de su carrera?
Es parte de lo que tendremos que conocer quizás incluso antes de que comience el nuevo curso político que este año se adelantará a a mediados de este mes.
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