El que resiste, gana. Ese parece ser el lema de Pedro Sánchez. De ahí que esté explotando a fondo los recursos de los que dispone en su condición de Presidente del Gobierno. Uno de ellos, quizá el más vistoso pensando en la deriva televisiva en la que ha entrado el relato periodístico, son los viajes oficiales al extranjero. Proporcionan imágenes llamativas, saludos con dignatarios y ruedas de prensa con preguntas tasadas. El ideal para poner distancia respecto de los problemas domésticos. Ahora en la agenda de La Moncloa están anotados nuevos viajes a América. Argentina, Guatemala y Cuba. El que dará más juego será el de Cuba. No se conoce ningún posicionamiento de Pedro Sánchez al respecto de la dictadura que rige la vida de la isla, de manera que habrá que esperar a lo que diga así que llegue a La Habana. En cualquier caso, el viaje, que probablemente se saldará con el anuncio de una visita oficial de los Reyes en fecha aún por determinar, servirá, como digo, para alejarle durante unos días de los requerimientos, algunos de ellos urgentes, de la política española. Entre ellos el referido al incierto futuro de los Presupuestos habida cuenta del portazo anunciado por los independentistas que votaron la moción de censura. Las declaraciones del diputado de ERC Joan Tardá asegurando que los políticos presos nunca pedirán el indulto y sólo aceptará la absolución devuelve la situación creada por el "procés" independentista a la casilla de salida. Sánchez que dio la callada por respuesta a la pregunta de Albert Rivera sobre los indultos, parece que confiaba en esa carta. Ahora se ve que los separatistas juegan a otro juego. Por eso y por la incidencia (negativa) que podría tener cualquier aclaración por parte del Gobierno a este asunto en el contexto de la campaña electoral abierta ya en Andalucía es por lo que Pedro Sánchez procura eludir los actos públicos. Claro que corre sus riesgos al dejar en manos de Carmen Calvo la explicación de los actos del Gobierno. Para antología del estrambote quedará su respuesta sobre el cambio de opinión del Presidente respecto de si fue o no rebelión lo acaecido en Cataluña en octubre del 2017. Adolfo Suárez "descubrió" el Estrecho de Ormuz, en las postrimerías de su mandato, cuando la UCD era ya una nave abandonada por su tripulación. Lo de Sánchez es al revés. Desde el primer día se apuntó a la política internacional. Fuera le preguntan menos por cómo van las cosas en España.
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