Casualmente, el fotógrafo estaba allí

Puede que la mayoría vea una foto de campaña, pero uno adivina, entre los asientos del microbús y el verde centrifugado del campo andaluz, un grupo escultórico. “Vía de la Conciliazione”, podría llamarse la obra en italiano, lo que la acercaría no sólo a otras inmortales tallas del patrimonio vaticano, sino también al frontispicio del discurso políticamente correcto de la madre moderna. Mamás que curran y dan el bibe al mismo tiempo, mientras el angelito se entretiene con el móvil viendo dibujitos. O Juan y Medio; yo qué sé. Casualmente, el fotógrafo estaba allí. Y no dan ganas de escribir una columna, aunque fuera de Bernini, sino de musitar una sentida oración.

Hago ahora como su gran amigo, el doctor Sánchez-Serox y fotocopio que la madre del misericordioso no puede estar sin misericordia. Lo demuestran su amor por los pobres, su hospitalidad, sus intercesiones y las curaciones del alma y del cuerpo de los que lo necesitan. También los milagros públicos y privados, en todo lugar y de todo tipo, superiores a toda palabra y más numerosos que la arena. Y no, no hablo de Susana Díaz, la protagonista de la foto más espectacular de esta extraña campaña a las andaluzas, ni tampoco transcribo algo que bien podría haber salido del eficaz obrador de confitería informativa que amasa surtidas bandejas de noticias y anuncios que luego la Junta de Andalucía coloca a buen precio en los medios de comunicación. Me limito a rescatar una homilía de Juan el Geómetra escrita en Constantinopla a mitad del S.X, que tuvo mucho predicamento en tiempos de la primera cristiandad. Y como soy más prudente que el marido de Begoña, la experta en temas africanos que hace viajes de trabajo a Cuba, no diré que es un texto mío, porque al final todo

se sabe. Así que ante la foto y el final de campaña, sólo resta encomendarse a la madonna de la furgoneta electoral: hágase tu voluntad, etcétera. Pero quítale el móvil al niño, puñeta, que eso engancha.