Estos días estoy recordando la trilogía Millenium, del novelista fallecido sueco, Stieg Larsson. Una saga de novelas criminales que fueron publicadas de forma póstuma, por su muerte repentina. Una de las novelas de la trilogía en español se titula: “Los hombres que no amaban a las mujeres” aunque literalmente el título original significa: “Los hombres que odiaban a las mujeres”. Y de eso trata la trilogía, no de no amar, sino de odiar. Dice la periodista y escritora Cristina Fallarás: “más nos vale no olvidarnos de algo: la misoginia es aversión, odio o sea violencia sin paliativos”.
El 8 de Marzo del 2018 las mujeres de este país hicimos historia. Millones de mujeres nos organizamos contra la violencia machista. Desde Argentina a la India pasando por Polonia, Italia y Turquía. Y en España, con marchas en más de 120 ciudades, las mujeres hicimos huelga y paros contra la discriminación, el acoso y la violencia. Este día se estudiará en los libros de Historia. Se paró el mundo porque nosotras paramos.
Salimos a la calle para cambiar el mundo ante: la desigualdad de género en la corresponsabilidad y cuidados familiares, la brecha salarial y de pensiones, discriminación laboral, techo de cristal, acoso y violencia sexual. Nadie se quedó indiferente ante lo que ocurrió. No fue un paro laboral sino también de consumo y cuidados para demostrar que si nosotras paramos se para el mundo. Quisimos visibilizar la desigualdad y la precariedad en todos los ámbitos de nuestras vidas sin diferencia de edad, raza, clase social. Gritamos globalmente: sin fronteras y sin diferenciar cultura. Nos han costado muchas lágrimas y sangre llegar hasta aquí y no vamos a permitir que el odio sigan impregnando con esta virulencia nuestras vidas. En el hogar, el trabajo, los espacios públicos: transporte, calles y plazas. En la familia, con la pareja, en la sociedad y en las instituciones del Estado.
No somos la media naranja de nadie, ni nadie tiene que decidir sobre nuestro cuerpo y nuestra vida. Nos violan y nos matan porque los hombres se creen dueños de nuestros cuerpos: nos quieren dominar. Salimos a defender los Derechos Humanos de todos, todas y todes.
El defender la igualdad entre todos los seres humanos, hasta ahora no conseguida, hace que suframos más agresiones y hostigamientos. Urge un cambio cultural en las ideas, actitudes, relaciones y en el imaginario colectivo para prevenir. Queremos ir por la calle sin miedo a ser acosadas, queremos disfrutar de los espacios públicos. Correr solas sin miedo. Reír y bailar sin que nos juzguen, sin miedo a ser acosadas, hostigadas o agredidas. El espacio público también es nuestro: no queremos ir con miedo a casa. ¿Por qué tenemos que cambiar nuestras costumbres? ¿Por qué tenemos que cobrar menos por hacer el mismo trabajo? ¿Por qué no se valora el trabajo de los cuidados? Nosotras gritamos por todas. Gritar con todas nuestras fuerzas para defender los Derechos Humanos está haciendo que se alimente el odio. ¿Tan difícil es entender que queremos vivir sin miedo o decidir sobre nuestros proyectos vitales? El problema es de la sociedad, no es sólo de las mujeres. No es cosa de mujeres, aunque seamos nosotras las que estemos en riesgo. ¿Por qué no gritáis junto a nosotras? ¿Dónde están vuestras protestas, manifestaciones, huelgas, acciones organizados por vosotros? ¿Por qué dejáis que el odio de manera virulenta lo impregne todo?
La protagonista de la trilogía de Millenium, Lisbeth Salander, decía: “La ventaja de tener más de ochenta años es que nadie te critica por cómo vas vestido”. No voy a esperar a tener ochenta años para que esto ocurra. No voy a quedarme inactiva, ni en silencio, ni a tolerar el odio. Voy a salir a la calle a gritar de nuevo: ¡La lucha sigue cueste lo que cueste! Por las que no están, por las que vendrán, y una y otra vez volveremos a hacer Historia con mayúsculas porque no vamos a dar ni un paso atrás.
Consulte el artículo online actualizado en nuestra página web:
https://www.lavozdealmeria.com/noticia/9/opinion/165071/los-hombres-que-no-amaban-a-las-mujeres