Toda una generación, que nos gobernaba hace menos de un año, ha desaparecido en virtud del dedo omnipotente del 'jefe', que ha barrido de las listas no tanto a desafectos cuanto a sexagenarios y septuagenarios que aún aspiraban a mantenerse en los escaños que ocuparon. Se va 'lo viejo', creo que para mal, y vienen gentes nuevas, algunos nombres sorprendentes, rostros televisivos, personas conectadas con una cierta sociedad civil, si es que tal cosa existiese en España. Pero en este marco ¿dónde están quienes representaron la modernidad, lo nuevo, quienes encauzaron la indignación contra el bipartidismo? ¿Qué fue, en concreto, de Pablo Iglesias y del grupo que con él fundó Podemos? Ese grupo ya no existe, como seguramente ya no existen los cinco millones de votantes que colocaron a Podemos donde aún se encuentra. E Iglesias retornará de su retiro, 'con sorpresas', te dicen, el próximo sábado. ¿Para hacer qué? Las escasas fuentes que, lo confieso, me quedan en Podemos --las que tenía andan en la diáspora, o se han cansado, o están en las filas de Errejón-- dicen ignorar cuál podría ser esa eventual 'sorpresa' que nos traería Pablo Iglesias tras sus meses de meditación en Galapagar.
Quizá solamente Irene Montero, 'número dos' en la política podemita y mucho más que eso en la vida de Iglesias, sabe cuál es el alcance de las decisiones del compañero y secretario general de Podemos. Pero advierto que aún no conocemos las candidaturas de la formación morada. Y que no faltan opiniones que piensen que el partido, cuarteado en varias comunidades autónomas y casi inexistente en otras, solo tendría futuro si su máximo creador y líder diese un paso atrás, no sé si tanto retirándose cuanto dejando encabezar la candidatura 'a una mujer', como sugirió la propia Irene Montero en una entrevista en TVE.
Personalmente, no creo que el ego de Iglesias le permita ese paso atrás, o a un lado. Probablemente, aunque es persona inteligente, sigue creyendo que él es la solución. Ni tampoco me parece que su 'número dos' esté aún preparada para afrontar la responsabilidad de encarnar a la regeneracionista 'izquierda de la izquierda'. Hasta ahora todo ha sido como un juego divertido, discursos 'a lo Pasionaria', pero ahora toca recapacitar sobre los muchos errores cometidos y asumir que ese juego se ha convertido en algo muy serio. Y lo siento, pero me parece que Pablo Iglesias es el problema, mucho más que la solución.
Aguardemos, en fin, a ver qué ocurre el sábado. Si todo se va a ir en proclamas vocingleras o si el retorno del líder trae un programa autocrítico, ideas de verdad novedosas que oponer a 'lo nuevo' que pretenden aportar las otras formaciones. Sospecho que poco de esto habrá, lo que me confirma en la sensación de que Pedro Sánchez, pescador en todos los ríos revueltos después de haber volado todos los diques, es un hombre que, una vez más, va a tener suerte. ¿Recuerdan cuando hablábamos de un posible 'sorpasso' de Podemos frente al PSOE? Sic transit, Pablo, gloria mundi.
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