El soponcio de cualquier barbero

Imaginen por un momento que el voto de los almerienses hubiera posibilitado que mañana sábado pudiera tomar posesión de su cargo un alcalde o una alcaldesa de izquierdas. ¿Creen ustedes que habría grupos organizados de coros y danzas para enturbiar el acto con ruido y pancartas? Seguramente -igual que a mí- les parece una hipótesis poco probable. Bueno, pues como mañana todo apunta a que va a tomar posesión de la alcaldía de Almería un candidato que no es de izquierdas, la sección de bailes regionales de la vieja guardia progre ha previsto un animado show a las puertas del Auditorio, con la excusa temática de los cortes de luz que se suceden en algunos barrios por culpa de los enganches ilegales que algunos vecinos hacen para favorecer la fotosíntesis de su narcotráfico doméstico. Un asunto en el que, como los propios manifestantes saben, el margen de actuación de los ayuntamientos es muy limitado. Pero eso no importa. Lo que importa es poder hacer ruido y demostrar una vez más, como ya pasó en las puertas del Parlamento Andaluz, que si no gana quien debe lo que toca es promover la agitación y la crispación. Y todo, ojo al dato, con la pertinente autorización del subdelegado de Gobierno, el socialista Manuel de la Fuente, quien tomó posesión de su cargo mientras se sucedían los mismos problemas de servicio eléctrico en esos mismos barrios, pero rodeado del silencio respetuoso de los desalojados y el lógico alborozo de sus amigos y compañeros. ¿Queda alguien sensato en la izquierda almeriense que se atreva a decirle a estos colectivos que lo único que hacen con sus coreografías es perjudicarlos? Que hagan lo que quieran, pero si siguen instalados en las estrategias del siglo pasado, no les faltarán ocasiones para concentrarse a protestar cada cuatro años por la toma de posesión de alcaldes ajenos al dogma. De momento, van a ser veinte años sin tocar pelo. Y eso debe ser un soponcio para cualquier barbero.