Verano en funciones

Charo Zarzalejos
11:00 • 26 jul. 2019

Si en apenas una semana se hubiera logrado un acuerdo que hubiera permitido un Gobierno de coalición, quedaría consagrado aquello de que España es diferente. En todos aquellos países en los que existen, las negociaciones han durado semanas y han ocupado folios y folios. El modo en que PSOE y UP han intentado acercar posturas ha sido realmente sorprendente. Aún así, éramos muchos los que pensábamos que, quizás, en el último momento la fumata hubiera sido blanca.


Hubiera dado lugar, desde luego, a un Ejecutivo realmente inestable. Si hubiera habido acuerdo, Pedro Sánchez, es probable que hoy se sentiría satisfecho. Si hubiera habido acuerdo hoy muchos no estarían llorando por lo que pudo ser y no ha sido. La fumata no solo no ha sido blanca sino que el humo se fue ennegreciendo a cada minuto que pasaba. Las heridas abiertas necesitaran de un tiempo para cerrarse, si es que se cierran.


Se puede afirmar que lo ocurrido ha sido un fracaso absoluto. Unos harán único responsable a Sánchez y otros a Iglesias. Habrá tantas opiniones como personas, pero lo cierto es que ninguno de los dos sale triunfante y lo que está por ver es si Unidas Podemos, como organización y más allá de Pablo Iglesias, puede soportar el no haber dado a Sánchez la posibilidad de gobernar. Lo que empieza mal, lo que se hace tarde y deprisa, acaba mal, afirmación esta que en política es demasiado arriesgada. ¿No hemos visto acuerdos en el ultimo segundo del ultimo minuto?.



Se necesita una cierta perspectiva para analizar con detalle y de manera desapasionada lo ocurrido, todo ello un lamentable espectáculo, que a bote pronto sugiere que la izquierda está incapacitada para ponerse de acuerdo, más allá, de coyunturas muy concretas. Nos faltan las tripas auténticas de la extravagante negociación que ha acabado en fracaso, pero el resultado es que España continúa con un Gobierno en funciones.


Si nos creemos lo dicho por Sánchez, no habrá más ofertas a Unidas Podemos y no habrá setiembre. Veremos en qué queda. El 23 de setiembre es la fecha tope para que España tenga un Gobierno en plenitud de funciones. La candidatura de Sánchez ha decaído. Hay que volver a la casilla de salida y creo demasiado arriesgado aventurar que va a ocurrir. ¿Insistirá Sánchez en pactar con Unidas Podemos?.



¿Cambiará radicalmente su estrategia y mirará a la bancada de la derecha?. ¿Se dedicará sólo a leer encuestas?.


Si algo hay claro es que Sánchez e Iglesias son viejos conocidos. Nadie del PSOE puede alegar desconocimiento, de manera que sorpresas, las justas. Más sorprendido Iglesias que en un arrebato entre la soberbia y la ingenuidad llegó a pensar que el candidato ya decaído le iba a agradecer los servicios prestados durante la moción de censura. Un hecho indiscutible es que fue Sánchez quien eligió como socio preferente a su viejo conocido y lo que no resulta admisible es que el PSOE se presente como víctima del boicot de la derecha. Nunca interesó en Moncloa el más mínimo acercamiento.



España se va de vacaciones pero Pedro Sánchez ni puede ni debe. 


Y ello sin olvidar que tiene 123 escaños sobre 350. A partir de aquí, volvemos al mundo de las incógnitas y solo Sánchez puede despejarlas.

Las próximas semanas no puede ni deben ser de vacaciones.


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