S i quieren que les diga lo que pienso, siento y creo sobre las ayudas a las inundaciones en la provincia es que las mismas llegarán, que llegarán, que sí, que llegarán pero mucho me temo, cuanto me gustaría equivocarme, que lo hagan tarde, mal y esperemos que no sea nunca. De las últimas riadas padecidas hace unos años aún tienen los políticos promesas sin cumplir. De las actuales hablaremos dentro de unos meses o años. Convencido me quedo de que alguna promesa actual habrá que sumar a las viejas de tormentas pasadas. En cuanto a las administraciones, si tengo que confiar en alguna, es en la Diputación provincial. El lunes nos visitaban dos presidentes, Pedro Sánchez, el de España y Moreno Bonilla, el de Andalucía. Madrid queda muy lejos de Almería, tanto como Sevilla o más. Los dos nos dedicaron hermosas y emotivas palabras y nos ofrecieron promesas de ayudas. Y el de Madrid nos pidió paciencia. Se volcarán con las necesidades de Almería, se marcharán a sus palacios y ya veremos cuando se vuelven a preocupar de sus huestes almerienses. La única administración que aquí se queda, la que se mancha con el barro de las carreteras rotas y abiertas, la que pone sus máquinas a trabajar en caminos y ramblas es la Diputación de Javier Aureliano García. Ante un problema de inundaciones que ha vivido o vive la provincia la Diputación provincial, sus técnicos y sus máquinas siempre estuvieron ahí, respondiendo a los almerienses. No es la primera vez que ante una situación de gravedad la Diputación es la única administración que ha dado la cara, como lo está haciendo en estos momentos. Con todas las críticas hechas y por hacer al trabajo político del PP y de su presidente en la institución, hoy hay que reconocer que se crece ante situaciones graves como las que está viviendo la provincia y eso es de agradecer, de aplaudir y de constatar. Estoy seguro de que las ayudas que afecten a diputación llegarán a los núcleos afectados cuanto antes. No me pidan que me crea que desde Sevilla o Madrid vienen por AVE, y si lo hacen, es de esperar que no se pierdan por algún túnel que se pueden ahogar, como ha ocurrido en otras ocasiones en las que la lluvia nos visitó con igual o mayor mala leche. Moreno nos habla en principio de diez millones para tapar agujeros, Sánchez nos pide paciencia. Lo ha dicho él.
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