La rehabilitación de la Casa Consistorial y la urbanización de la Plaza Vieja llevan demasiado tiempo en obras, tanto como casi veinte años que, aunque el tango diga que no son nada, en realidad son muchos, demasiados.
Y ya es hora de acabar un proyecto que va a suponer una actuación transformadora y una apuesta decidida por la puesta en valor de nuestro patrimonio para ofrecer a través de él la imagen de una ciudad de Almería que mira al siglo XXI.
La modificación de planeamiento aprobada esta semana en Pleno viene a decir en su redacción SÍ a las palmeras, SÍ a los árboles y, sobre todo, SÍ a nuestro patrimonio cultural e histórico.
Lejos de polémicas estériles que no conducen a nada, el único objetivo que mueve al Equipo de Gobierno del Ayuntamiento de Almería es la recuperación como centro neurálgico de un espacio y su entorno, muy degradado en las últimas décadas, no años, décadas, y que gracias a una actuación global va a focalizar la atención cultural, turística y patrimonial en esta parte fundamental del Casco Histórico, presidido por nuestra Alcazaba.
Frente a esa propuesta decidida y respetuosa con nuestra historia, avalada técnica y culturalmente, se sitúan quienes quieren convertir una actuación que es buena para la ciudad y sus habitantes en motivo de confrontación política porque creen que cuanto peor le vaya a la ciudad mejor les irá a ellos.
Pues ante quienes se creen guardianes de las libertades, pero siguen empecinados en desplegar una oposición de trinchera, desoyendo la voluntad mayoritaria de los almerienses, expresada democráticamente en las urnas hace apenas cinco meses, desde el Equipo de Gobierno municipal decimos SÍ a una Plaza Vieja con vida, SÍ a una Plaza Vieja con sus árboles y sus sombras, pero bien situados; y SÍ a una Plaza Vieja en la que prevalezca, de verdad, su valor patrimonial.
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