Los resultados de las pasadas elecciones generales del 10 de noviembre despertaron polémica, provocando dudas sobre si el sistema electoral español regido por la ley D’Hont era justo o si era el más adecuado para España. ¿Cómo es posible que un partido regionalista que con apenas veinte mil votos obtuviese un escaño en el Congreso de los Diputados y en cambio un partido con más de un millón de votos se le asignaran 10 escaños? Las cuentas no salen.
El sistema electoral español está regido por la Ley Orgánica del Régimen General y la distribución de escaños se hace por el método D’Hont. Este, es un sistema de reparto de escaños proporcional al número de votos que obtiene cada partido político. En las circunscripciones con un gran número de población cuesta más obtener escaños que en otras con menos, provocando una desigualdad en el valor de un voto por lo que el voto de los españoles no vale lo mismo ya que un escaño en Madrid son 100.000 votos, mientras que uno en Teruel son 20.000. Este es el principal motivo por el cual algunos partidos políticos solo se presentan en algunas circunscripciones las cuales son estratégicas para conseguir un escaño.
Desde el punto de vista matemático, la ley D´Hont no es equitativa. Tras consultar a eurodiputados de las distintas formaciones políticas sobre la ley D’Hont: cuatro de cada cinco, coincidían en que el sistema electoral se debería reformar. El eurodiputado del PSOE, Javier Moreno, afirma que “se debería de hacer una reforma integral del sistema, mejorar la proporcionalidad y modificar la ley electoral española”. Asimismo, Isabel Benjumea dice que "el sistema electoral español no es plenamente proporcional ni justo”. Por otro lado, Jorge Buxadé, VOX, opina que “el sistema electoral español favorece el bipartidismo, dificulta la entrada a nuevas fuerzas políticas y tiene errores de proporcionalidad”. PP, VOX y Cs, están de acuerdo en hacer una mejora en la repartición del territorio español, convirtiéndolo en una provincia única. Buxadé aconseja que “se adopte un modelo mixto”, y sugerido por el eurodiputado José Ramón Bauzá, Cs, “un cambio a distritos electorales como en el sistema británico”. Eugenia Rodríguez y Javier Moreno, eurodiputados de UP y PSOE respectivamente, sugieren la inserción de listas cremallera en vez de listas cerradas para que haya una mayor igualdad entre ambos géneros. Benjumea, propone “aumentar el número de diputados de 350 a 400 en el Congreso. La Constitución aprueba entre 300 y 400 diputados. Estos diputados irían para el partido que ganase las elecciones para facilitar la gobernabilidad”. Por esta razón, la eurodiputada de UP aconseja “que el reparto de escaños se haga por el método Sainte-Laguë”.
No hay una solución unánime. Cada eurodiputado propone una solución acorde a su ideología, para hacer el sistema electoral más equitativo. El sistema electoral español y la ley D’Hont son la manzana dorada de la Discordia de la Antigua Grecia, ya que cada partido político tiene su propia opinión al respecto.
En conclusión, y de acuerdo con alguno de los eurodiputados consultados, no existe el sistema electoral perfecto. Todos los sistemas electorales analizados muestran imperfecciones y efectos contradictorios. En España tenemos un sistema electoral que se acordó entre todos y que ha ayudado a fortalecer nuestro sistema democrático y que, pese a sus imperfecciones, ha funcionado. La situación política ha cambiado y es razonable presentar propuestas que lo mejoren, no que lo sustituyan.
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