La serie de acontecimientos que afloran mundialmente y el avance tecnológico en los diferentes medios de comunicación, nos facilitan un auténtico servicio a la carta, día a día, en donde poder apreciar la rapidez y certeza con la que China imprime su constante desarrollo, situación que no deja de propiciarnos un especial interés.
Me sitúo en aquellos años, donde la historia nos relataba a China como un inmenso país asiático, con más de mil millones de habitantes, que luchaban con fuerza buscando el mejor acomodo personal que les permitía la férrea disciplina del poder político de turno, que se debatía inmerso en conflictos territoriales con sus países vecinos. Mientras tanto nosotros, los occidentales, también fraccionados por diversos enfrentamientos bélicos, pasamos duros años hasta conformar cierta estabilidad territorial. Han ido transcurriendo los años, dejándonos una Europa de difícil armonización, con excesivo protagonismo político, que nos sitúa ante un escenario conflictivo, donde los diferentes criterios de nuestros países tienden a imponer su particular estrategia, en desacuerdo con el ansiado engranaje de unidad y efectividad que se requiere.
Así llegamos a ese momento clave, cifrándolo en 20/25 años atrás, donde mientras Europa necesitaba un liderazgo fuerte, aglutinador, capaz de aunar voluntades que condujesen a potenciar una mayor proyección socio-económica, cimentada en nuestra valiosa historia y en la riqueza estructural que emanan sus diferentes países, aparecen las diferenciadas apetencias políticas, con acciones de rango nacionalista, que solo a ellos interesa, limitando el desarrollo general que preferentemente es lo óptimo. Por el contrario, se crea una enorme burocracia de costos desmedidos, que incide en una ralentización del sistema productivo, dificultando materializar otras iniciativas comunes técnicamente prioritarias, o sea, se da un giro dando un mayor valor al aspecto político, en detrimento de fortalecer la economía, motor esencial del progreso.
Mientras, paralelamente, en China emprenden un nuevo camino, ejercitando el compromiso de mejorar la calidad de sus producciones anteriores, donde se hacían notar bastantes deficiencias. Fue una valiente y exitosa reacción que impuso la administración china, que dictaminó nuevas normas de comercio exterior, especialmente las relativas a la creación de sociedades mixtas. Así, por parte de China: puesta en marcha de un amplio plan de servicios, hidráulico, eléctrico, de comunicaciones, de suelo industrial, etcétera, como incentivación al empresario de Europa y USA, acrecentado con la ventaja que representa la negociación con un solo interlocutor, la administración china.
Por parte de Europa y USA: máximo interés de las grandes industrias que encuentran en China numerosa mano de obra a bajo costo, buena disposición para crear sociedades mixtas y para disponer de miles de empresas auxiliares, asegurando un abastecimiento cercano y competitivo, al tiempo de un compromiso preferencial jurídico, técnico y de servicios.
En base a los planteamientos reseñados, donde ambos bloques han encontrado el clima ideal para extender sus estrategias productivas a nivel mundial, hay que valorar positivamente el alto nivel, industrial y comercial, que hoy lidera China con la fusión de los dos grupos, creando una infraestructura difícil de superar, al tiempo de estar generando importantes desarrollos en las grandes ciudades chinas, que por efecto multiplicador perciben la llegada masiva de personal de sus zonas rurales, que hoy podemos ver habitando los millones de viviendas en construcción. Todo ello posibilita una gigantesca demanda de materiales allí fabricados, bajo el paraguas de una inteligente administración china, que ha sabido políticamente situarse en el plano que exactamente requería un proyecto mundial de tanta ambición. Son 1.350 millones de habitantes.
Ante la incertidumbre que nos depara la actual pandemia del nuevo coronavirus, que está incidiendo en todo el mundo con gran virulencia, apliquemos la mayor dosis de paciencia hasta finales de año, que ya conoceremos todas las adversidades que nos ha proporcionado para, en un futuro, poder salir fortalecidos ante próximas crisis, sanitarias o económicas.
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