Democracia enferma

Siempre se dijo, siguiendo a Churchill, que la democracia era el menos malo de los sistemas políticos. Esto es así y lo acatamos, a estas alturas no vamos a defender la tiranía. Pero también la soberanía popular, arquitrabe del funcionamiento democrático, tiene sus amenazas. Si ustedes recuerdan, aquí se repitió de mil maneras que la transición española había sido modélica para todo el mundo. Habíamos pasado de una dictadura caudillista de cuarenta años a una democracia ejemplar. Bien, ahora comenzamos a darnos cuenta de que nuestro sistema político arrastra muchos traumas del periodo anterior, algo así como cuando el cirujano se deja dentro del cuerpo del operado las tijeras de cortar .Y no me refiero solo a los sectores nostálgicos del franquismo que viven todavía al socaire del PP. También los socialistas que lo primero que hicieron fue alejar el socialismo histórico por creerlo guerra- civilista y poco operativo para ganar las elecciones, tienen aquí alguna culpa. Y dado que aquí solo tenemos dos partidos turnantes, a ellos debemos referirnos. El asunto es demasiado serio como para dedicarle más espacio, pero me limitaré hoy a la corrupción como síntoma. Esa ponzoñosa costumbre del aquí mando yo y no tengo que dar cuentas a nadie, esa malahierba del poder por el poder es el camino real de la cocaina y la gran juerga a costa del dinero publico. Me da lo mismo hablar de Andalucia o de Baleares, solo que aquí parecen andar por medio duques y alabados exministros. Que vamos atrasados en esto de la democracia, lo prueba la facilidad con que dimiten por ahí fuera al primer soplo de la prensa sin esperar la sentencia del juez.