Lo sabían, pero estuvieron días y días negándolo. Y así han seguido durante meses. Hasta que los hechos les han alcanzado. Según los datos de INE, entre los meses de enero y mayo de este año, en España fallecieron 45.684 personas, 18.557 más de las que reconocía el Gobierno.
El Ministerio de Sanidad ocultaban los datos en un intento vano de rebajar la tragedia. El país estaba atenazado por el dolor y la incertidumbre. Los menos crédulos denunciaban la ocultación y los críticos con la gestión de la pandemia establecían una relación causal entre la expansión del covid 19 y los actos multitudinarios y las manifestaciones feministas del 8 M alentadas contra toda lógica desde el Gobierno. Los hospitales estaban saturados, en las UCIS no había suficientes respiradores. Y se dejó morir solos y sin consuelo a miles de ancianos en las residencias de mayores.
A ellos se refería en aquellos días un informe de Médicos Sin Fronteras que denunciaba el desamparo en el que habían fallecido. Una denuncia sobre la que pasaron de puntillas los medios oficiales pese a tratarse de una hecatombe que clamaba justicia. Y memoria, por respeto a la generación que tanto había sufrido ya en los años de la España rota tras la Guerra Civil. Se les dejó morir solos porque los viejos no tenían prioridad en los siniestros triajes. Y el Gobierno -por boca del ministro Salvador Illa y del portavoz Fernando Simón, el que no veía peligro en que se juntaran miles de personas en una manifestación y dudaba de la utilidad de usar mascarillas- día tras día seguían ocultando la cifra real de fallecidos.
Ante la magnitud del drama, la propaganda ampliada por los canales de televisión afines intentó apaciguar la indignación de la gente desviando la atención hacia los balcones y los aplausos. Puestos a ocultar la verdad intentaron traspasar la línea roja que separa la libertad de información de la censura. “Monitorizar la información para minimizar la desafección que provoca la mala gestión del Gobierno”, era el eufemismo empleado para justificar una orden que había recibido la Guardia Civil. Y, a todo esto, Pedro Sánchez, el máximo responsable político del país, todavía no ha reconocido la cifra real de muertos y presume de qué España ha sido pionera a la hora de combatir la pandemia. 45.684 muertos entre enero y mayo de este año. Hoy, ya son más de setenta mil. Esta es la estremecedora verdad entre tantas mentiras.
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