Cada noche, los animales callejeros buscan refugio huyendo del frío. Y nosotros, aunque añoremos “normalidad”, cada vez llegamos antes a casa. Las temperaturas nos presentan un invierno histórico y la cepa “británica” del virus ha multiplicado exponencialmente los contagios. Bien por el frío, bien por el virus, el confinamiento es una realidad inevitable. Y con él, aumenta el tiempo de convivencia familiar, los conflictos generacionales y la urgencia de aprender a “gestionar nuestras emociones”; que se desbordan, a veces, como el tsunami de la película “Lo imposible” (2012), sin avisar.
Películas como la revolucionaria e interesante “Thrirteen” (2003) o “El compromiso” (1969) de Elia Kazan, son dos claros ejemplos de cómo cada generación tiene la necesidad de encontrarse a sí misma y de sufrir sus propias transformaciones y procesos. Pero el asunto no termina ahí, porque también nuestro planeta Tierra recibe el impacto de nuestra convivencia, de nuestra contaminación. El calentamiento global, el deshielo de los cascos polares y las variaciones de las corrientes de agua, nos acercan cada vez más a películas catastróficas como “El día de mañana” (2004), “2012” (2009), “Una verdad incómoda” o incluso a clásicos como “Soliant Green. Cuando el destino nos alcance” (1973) o “El planeta de los simios” (1968). Las crisis climáticas y las crisis familiares (divorcios, separaciones, suicidios…) se disparan como se hubiera una extraña y misteriosa conexión entre ellas.
El cine, cuando es arte, siempre es reflejo de las grandes preguntas de la vida. Quizás los altibajos temporales de estos días, sean “expresión visual” de los altibajos de la convivencia familiar y viceversa. El frío del hielo, un día tras otro, se parece al espacio tenso que se queda tras una discusión familiar. Solo el perdón puede reconstruirlo todo. Hoy y siempre, igual que el sol derrite el hielo y recupera la vida. Como dijo el otro día Gregorio Luri, filósofo y pedagogo, en una familia alguien tiene que resignarse a ser adulto. Y eso significa, normalmente, saber abrazar y perdonar. El año 2021 ha empezado con fuerza, cargado de desafíos. Ánimo, adelante y feliz año.
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